Cómo cultivar Alcachofas. Un tesoro verde y ancestral.

Esta planta milenaria, resiliente y perfectamente compatible con técnicas agrícolas sostenibles, es un tesoro verde muy apropiado para ser cultivado productivamente durante varios años. En nuestro espacio agrícola Novamulch aprenderemos cómo cultivar alcachofas desde los diferentes entornos en los que podemos hacer tanto la siembra de semillas como el trasplante de las plántulas, hasta los tiempos adecuados de cosecha y almacenamiento de estos maravillosos frutos. Pasamos ahora al origen ancestral de nuestras alcachofas.

Así que, una vez más, bienvenidos a nuestro espacio agrícola Novamulch.

Tabla de contenido

Antecedentes históricos y origen ancestral del cultivo de alcachofas.

La cuenca del Mediterráneo es la cuna primordial de la «Cynara scolymus», la alcachofa. También es conocida como Alcachofera, Morrilla, Cardo comestible (en España), Alcaucil (usado en Argentina, Uruguay y algunas zonas de Chile), Carxofa (Forma oficial en la DOP Carxofa de Benicarló), Carciofo (Italia), Artichaut (usado ampliamente en gastronomía y agricultura), Artichoke ( Reino Unido y Estados Unidos de Norteamérica), entre otras muchas acepciones, todas ellas provenientes del árabe andalusí «al-karsūfa», raíz del actual «alcachofa».

Sin embargo, los primeros registros que nos trae la historia datan desde las antiguas culturas egipcia, griega y romana, pues el «Cardo silvestre» ya era conocido y es muy probable que haya sido utilizado con fines medicinales y culinarios, y estas culturas iniciaron los cultivos experimentales para obtener diversas variedades hasta lograr lo que hoy conocemos como «alcachofa».

El naturalista romano Plinio el Viejo, hace referencia a una planta que presenta las mismas características de la alcachofa, destacando su valor culinario y medicinal, en su obra «Naturalis Historia». Es muy probable que para ese entonces ya se producían variedades mejoradas hacia las regiones del sur de Italia y Sicilia.

Edad Media:

El legado agrícola que deja el intercambio cultural entre civilizaciones y el desarrollo de prácticas hortícolas heredadas de la Antigüedad, además de las labores de cultivo de alcachofa en aquel entonces a lo largo de la vasta región del Mediterráneo, se entretejen en la Edad Media para lograr el establecimiento y diversificación de esta planta, tanto en el sur de Europa como en el norte de África.

Entre los Siglos VII y XV, la cultura islámica medieval, en el contexto del al-Ándalus, el Magreb y el Cercano Oriente, evoluciona el cultivo y la variedad de especies de alcachofas, y alcanza una práctica agrícola racional y adaptada al clima semiárido.

Estudiemos estas contribuciones:
  • Introduce el cultivo mejorado de alcachofa en la península ibérica (al-Ándalus), Sicilia y otras regiones del sur de Europa.
  • Implementa prácticas de cultivo con regadío, rotación de cultivos y uso de compost vegetal.
  • Dejan su huella detallando los beneficios digestivos y diuréticos en documentos médicos árabes como los tratados de Avicena.

En la Europa Cristiana medieval, mientras el cultivo de alcachofas se extiende hacia las regiones del norte, los monasterios benedictinos y cistercienses asentados en territorios italianos, franceses y catalanes, trabajaban en huertos con fines medicinales y culinarios en los que, cultivar alcachofas y obtener diferentes variedades, era una actividad agrícola muy común y apreciada por sus múltiples beneficios.

Durante los Siglos XII y XV, se consolida el cultivo de alcachofas y se suman los huertos nobiliarios a esta práctica. En los jardines medievales de los castillos, comienza a valorarse no sólo por su sabor exótico sino como símbolo estético y de estatus social.

Por otro lado, las prácticas agrícolas tradicionales y los conocimientos transmitidos oralmente o mediante manuscritos agrícolas, nos traen vestigios como los siguientes:
La siembra de alcachofas se hacía a partir de hijuelos o división de raíces, una técnica heredada de Roma y mejorada por los árabes.

Los nutrientes utilizados para enriquecer el suelo consistían en materia orgánica vegetal y restos de podas o estiércol, principalmente en huertos de la nobleza o en los monasterios.

Los sistemas de riego se hacían por medio de canales y acequias, especialmente en regiones influenciadas por la cultura andalusí o morisca, al igual que era habitual asociar el cultivo principal con otras especies mediterráneas como hinojo, cebolla, leguminosas y plantas aromáticas.

Haremos un recuento de las regiones más relevantes para el cultivo de alcachofas durante los Siglos XV y XVI:

Italia: pasa a ser uno de los principales centros de cultivo, particularmente en el sur y en Florencia, donde se mejoraron las variedades más carnosas.

España: el Reino de Aragón, la zona levantina (Valencia, Murcia) y Andalucía se convirtieron en referentes del cultivo de alcachofa, continuando la tradición heredada de al-Ándalus.

Francia: la alcachofa se introdujo oficialmente en la corte francesa en el siglo XVI, especialmente por influencia de Catalina de Médici.

Países Bajos y Flandes: su cultivo comenzó a apreciarse en jardines aristocráticos y botánicos por su belleza estructural y su sabor.

El cultivo de alcachofa, así como el del olivo, la vid, el trigo, el ajo y diversas legumbres, se introduce en América con la llegada de los colonizadores europeos en el siglo XVI, y esta entrada se conoce como intercambio colombino, que produjo un cambio trascendental en la agricultura, el paisaje y la rutina culinaria de esta época.

Actualmente, la alcachofa es una práctica agrícola con mucho valor comercial por su exquisito sabor, versatilidad culinaria y beneficios para la salud. Es muy apreciada en mercados locales, supermercados y tiendas gourmet para platos de alta cocina, presentada en corazones en conserva, congelados, en aceite o como ingredientes preparados.

Características agronómicas que necesitamos conocer para cultivar alcachofas.

como cultivar alcachofas

Una vez que hayamos tomado la decisión de cultivar alcachofas, debemos hacer un plan en un mapa de ruta agrícola para tener un panorama completo de lo que va a ser nuestro hermoso cultivo, y al mismo tiempo vamos a tomar notas previas de todos los eventos que se nos van a presentar: previstos e imprevistos.

Uno de estos puntos importantes es el de tener suficiente conocimiento sobre el comportamiento agronómico de esta planta perenne. Familia de las Asteráceas, las alcachofas son muy apreciadas por sus inflorescencias comestibles. Estas inflorescencias son las flores organizadas en grupos sobre un mismo eje, y es la parte aprovechable y comestible de estas plantas, en su etapa joven, tierna y ricas en nutrientes, que cosechamos antes de que florezcan por completo.

Se acostumbra cocinarlas al vapor, hervidas, a la plancha y crudas en algunos casos, y se adaptan con mucha facilidad a explotaciones hortícolas ecológicas y tradicionales.

No nos perdamos este video:

Analicemos a continuación, la morfología general de las alcachofas.

Sistema radicular:
La alcachofa tiene raíces fuertes y profundas que crecen hacia abajo, a través de las cuales es capaz de obtener agua y nutrientes en capas profundas del suelo, lo que la convierte en una planta resistente durante los periodos de agua insuficiente.

Tallo:
Es robusto, vertical, ramificándose en su parte superior y puede producir varias flores o inflorescencias por cada tallo.

Hojas:
Grandes con bordes irregulares o recortados, de color verde con tonos grisáceos.

Cubiertas por un vello muy fino que les permite conservar el agua, y de esta manera logra reducir la pérdida de por transpiración.

Veamos en este video los beneficios de las hojas de alcachofa:

https://www.youtube.com/watch?v=FYWFifXASWU

Inflorescencia:
Es la parte comestible en su etapa temprana de formación. Sus brácteas o escamas son carnosas unidas a la base gruesa de la flor que también es comestible. Su calidad comercial se incrementa si logramos un grosor y tamaño regular a grande.

Ciclo de cultivo:
A pesar de ser perenne, generalmente la alcachofa se cultiva durante dos o tres temporadas, y esto depende de la variedad que hayamos seleccionado y el tipo de sembrado que vayamos a realizar.

Fase inicial o vegetativa:
Una vez que hayamos sembrado las semillas, zuecas (brotes de otras plantas), o plántulas,
comienzan a aparecer las primeras hojas en la base del tallo, así como se inicia el crecimiento del sistema radicular.

Inducción floral: las alcachofas comienzan su formación de tallos y flores al término de un periodo de frío o de una poda específica. Esto va a definir el final de la fase vegetativa hacia la de producción.

Etapa productiva de las alcachofas: las flores surgen de forma escalonada; en primer lugar veremos la parte central que será de mayor tamaño, y en seguida aparecerán las secundarias y las de menor tamaño.

Propagación y multiplicación: podemos reproducirlas por zuecas o hijuelos, que es el sistema más tradicional, usando los brotes más vigorosos de las plantas madres sanas. Esto produce uniformidad y precocidad en el desarrollo inicial.

Otro método de propagación y multiplicación es por semillas, muy utilizado para cultivar variedades híbridas de alto rendimiento, y con alta demanda para explotaciones a gran escala con fines comerciales y exportación.

Cultivar alcachofas puede resultar una práctica agrícola muy beneficiosa pues estas son relativamente resistentes a condiciones adversas como suelos moderadamente salinos siempre y cuando tengan buena capacidad de drenaje.

Además, tolera bastante bien las podas anuales, que permiten su renovación vegetativa, y al tener buena capacidad de rebrote tras la cosecha, nos va a permitir hacer varias campañas (periodo que abarca desde la preparación del terreno hasta la fase final que es la cosecha de los capítulos florales, en el caso de nuestras alcachofas. Este concepto es esencial para organizar tareas, planificar cosechas, controlar rendimientos y hacer seguimiento técnico y comercial de la producción).

¿Qué variedades podemos elegir para cultivar alcachofas?

como cultivar alcachofas

Aquí nos encontramos con una gran familia, como muestra de la huella ancestral que nos deja este cultivo desde la antiguedad. Podemos hacer una clasificación enfocándonos en diversos criterios. Estudiemos.

Variedades de alcachofas con espinas.

Estas variedades presentan apéndices punzantes en las puntas de sus brácteas, como defensa natural frente a herbívoros y condiciones ambientales adversas, por lo cual, debemos manipular y limpiar con cuidado. Son muy valoradas por su intenso sabor, ligeramente amargo y persistente, textura firme, calidad gourmet y populares en mercados ecológicos. En su mayor parte, son cultivadas en varias zonas del Mediterráneo occidental, tienen forma alargada y cónica, y poseen mayor resistencia al frío y la invasión de plagas.

Aquí mostramos las variedades de alcachofa con espinas.

Spinoso Sardo (Italia).
Origen: Isla de Cerdeña (Italia), con Denominación de Origen Protegida.
Características:
Capítulos cónicos, compactos, de tamaño mediano.
Brácteas verdes con matices violetas y espinas marcadas en las puntas.
Sabor delicado, muy aromático, con buena persistencia.
Cultivo: Tradicionalmente en secano (no utiliza riego artificial sino que depende exclusivamente del agua de lluvia), y tolera bien suelos pobres y secos.

Espinoso di Palermo (Italia).
Origen: Sicilia.
Características:
Forma alargada, espinas largas y rígidas.
Pulpa firme, sabor más fuerte que el de variedades sin espinas.
Cultivo: usada tanto en producción local como en exportación hacia el norte de Italia.

Espina Bianca di Liguria (Italia).
Origen: Región de Liguria.
Características:
Alcachofa de color más claro y espinas blancas o amarillo pálido.
Capítulo cónico, poco compacto.
Sabor fino, muy apropiado para platos tradicionales como la torta pasqualina.

Blanca de Tudela espinosa (España, selección local).
La variedad Blanca de Tudela es conocida por no tener espinas marcadas, y sin embargo, existen líneas locales o selecciones tradicionales que presentan pequeños apéndices punzantes terminales en las brácteas exteriores.
Son menos agresivas que en el caso de las variedades italianas, pero visibles al tacto.

Alcachofa Espinosa de Provenza (Francia).
Origen: Región de Provenza (sur de Francia).
Características:
Forma cónica con brácteas verdes y espinas doradas.
Muy aromática, con notas amargas suaves.
Uso culinario: muy apreciada en recetas mediterráneas tradicionales.

¿Qué variedades con ausencia de espinas podemos elegir para cultivar alcachofas?

Estas variedades sin espinas han sido desarrolladas para facilitar su manipulación, es decir, la recolección, el pelado y la preparación, y así poder presentarlas al consumidor final, al mercado en fresco y la industria de conservas de una manera más atractiva.

Sus características principales son las escamas o brácteas sin puntas agudas o con terminaciones suaves al tacto, los capítulos son más redondeados, producen muy buen rendimiento en campo y calidad gastronómica equilibrada, muchas de estas variedades hoy en día ya son tanto tradicionales como híbridas y tiene mejor aceptación comercial pues son más fáciles de operar.

Veamos a continuación las principales variedades de alcachofa con ausencia de espinas.

Blanca de Tudela (España).
Origen: Navarra, España.
Características:
Capítulo de tamaño medio, forma redonda y brácteas verdes.
Excelente sabor, textura tierna, corazón muy carnoso.
Se cultiva tanto en secano como en regadío.
Importancia comercial:
Cuenta con Indicación Geográfica Protegida «Alcachofa de Tudela».
Alta valoración para consumo en fresco y en conserva.

Romanesco (Italia).
Origen: Región del Lacio (Roma), Italia.
Características:
Capítulo grande, redondo, de color violeta verdoso.
Brácteas gruesas y muy carnosas.
Sabor suave y muy adecuada para rellenos y platos tradicionales romanos como
la Carciofi alla giudia.
Subvariedades: incluyen C3 y otras líneas adaptadas a cultivo comercial.

Calico (Híbrido. Estados Unidos de Norteamérica y España).
Origen: híbrido moderno, muy difundido en California y adoptado en España.
Características:
Capítulos grandes y redondeados.
Planta muy productiva, apropiada para cultivo intensivo y recolección mecanizada.
Maduración temprana, alto rendimiento por hectárea.
Usos: alta demanda en la industria de conservas y congelados.

Imperial Star (Híbrido).
Origen: Estados Unidos de Norteamérica y desarrollada para cultivos anuales por semilla.
Características:
Capítulo de tamaño uniforme y forma redonda.
Apta para producción en zonas cálidas con pocas horas de frío.
Floración temprana y homogénea.
Ventaja: permite producción intensiva de ciclo corto sin necesidad de zuecas.

Lorca (España).
Origen: Región de Murcia.
Características:
Variedad de buen tamaño y sabor equilibrado.
Buena resistencia a incrementos progresivos de temperatura.
Adaptada a cultivos ecológicos y en regadío.
Usos: mercado en fresco y para exportación.

Green Globe Improved (Híbrido internacional).
Origen: Mejora de la variedad Green Globe original.
Características:
Capítulo grande y redondeado.
Alta productividad y adaptabilidad a distintas zonas climáticas.
Muy utilizada en Estados Unidos de Norteamérica, Chile y Perú.

Ahora estudiemos una clasificación basada en dos grupos de acuerdo a la adaptabilidad y facilidad de manejo específicamente: Variedades rústicas y Variedades híbridas precoces.
Variedades rústicas para cultivar alcachofas.

Estas variedades son muy resistentes a condiciones climáticas adversas, menos dependientes a fertilizaciones intensivas y se adaptan con facilidad a escasos recursos agrícolas y suelos de pobre calidad, lo que las hace muy propicias para climas semiáridos y prácticas de secano.
Las características comunes a estas variedades de alcachofa podemos explicarlas aquí:

  • Alta tolerancia al frío moderado y a la sequía.
  • Por su estructura robusta, tiene muy buena sanidad vegetal y es resistente a enfermedades del suelo.
  • Capacidad de rebrote vigorosa tras podas o cosechas.
  • Producción estable aunque no siempre la de mayor valía comercial.
¿Qué variedades rústicas podemos elegir para cultivar alcachofas?

Violeta de Provenza (Francia).
Origen: sur de Francia
Características:
Capítulos alargados con brácteas estrechas, de color verde violeta, con espinas.
Ciclo medio y buena producción secundaria.
Mayor rusticidad frente a suelos pobres o sequía.
Apreciada por su sabor ligeramente amargo.
Usos: cultivo en secano y mercados de exportación gourmet.

Blanca de Benicarló, también conocida como «Madrileña de Benicarló» o «Benicarlanda».
Origen: Benicarló, provincia de Castellón (Comunidad Valenciana, zona litoral).
Protección: tiene Denominación de Origen Protegida: Alcachofa de Benicarló.
Color: verde claro, ligeramente blanquecino.
Forma: capítulos grandes, achatados, de forma esférica y compacta.
Brácteas: sin espinas.
Adaptación climática: excelente comportamiento en climas templados y húmedos, propios del litoral mediterráneo.
Ciclo: de media a tardía, con alta productividad y excelente calidad para el mercado en fresco.
Uso: muy valorada en la cocina local, ideal para cocciones enteras y conservas artesanales.

Madrileña.
Variedad autóctona de zonas interiores de la península.
Gran capacidad de adaptación a inviernos secos y fríos.
Tallo fuerte y capítulos compactos.

Madrileña (variedad del centro peninsular).
Origen: zona central de España, especialmente cultivada en la comunidad de Madrid y provincias del interior como Toledo o Segovia.
Color: Verde medio, sin tonalidades blancas.
Forma: capítulos más pequeños y algo menos redondeados que la variedad de Benicarló.
Brácteas: sin espinas.
Adaptación climática: muy resistente al frío seco y heladas suaves, adecuada para climas continentales.
Ciclo: medio, con buena rusticidad y rebrote tras la cosecha.
Uso: cultivada en huertas tradicionales y mercados locales del centro peninsular.

¿Qué variedades híbridas precoces podemos elegir para cultivar alcachofas?

Han sido desarrolladas mediante programas de mejoramiento genético para ofrecer un rendimiento más elevado durante el primer año de cultivo, con crecimiento uniforme y facilidad de manejo. Son muy recomendables para explotaciones modernas, ecológicas o tradicionales que requieran rapidez y eficiencia.

¿Qué características comunes las identifican?
  • Rápido desarrollo vegetativo desde el inicio de la siembra.
  • Posibilidad de cultivo anual (sin necesidad de zuecas).
  • Homogeneidad tanto en el tamaño como en la forma del capítulo.
  • Ideal para recolección mecanizada o producción intensiva.
Aquí presentamos varios ejemplos de alcachofas híbridas precoces.

Imperial Star.
Muy conocida por su producción en el primer año desde el inicio de las siembra.
Capítulos verdes, redondos, sin espinas.
Excelente opción para agricultura ecológica con siembra directa.
Adaptable a diferentes tipos de clima, aun en altitudes medias.

Green Queen F1.
Híbrido de ciclo muy corto, para siembras durante la primavera.
Capítulos uniformes y firmes, de buena vida útil tras la cosecha.
Recomendado para exportación y venta en fresco.

Madrigal F1.
Muy precoz y productiva.
Excelente tolerancia al frío durante el desarrollo inicial.
Adaptada a zonas interiores y climas templados-continentales.

Camus de Bretaña (Francia).
Origen: Bretaña, Francia.
Características: color verde grisáceo, sin espinas.
Esta variedad presenta uno de los capítulos más grandes del mercado europeo.
Muy apreciada en el norte de Europa.
Ciclo largo, buena tolerancia al frío.
Requiere suelos profundos, fértiles.
Uso principal: mercado fresco y cocción completa.

Romanesco o Catanese (Italia).
Origen: Italia (región de Roma y Sicilia).
Características: color verde con tonos violeta, sin espinas.
Capítulo grande, esférico, de excelente presentación comercial.
Altamente productiva y precoz.
Buena aptitud para la industria para conservas.
Ventaja: se adapta bien a zonas costeras y climas templados.

Green Globe (variedad híbrida).
Origen: California (Estados Unidos de Norteamérica), de origen europeo.
Características: color verde brillante, sin espinas.
Variedad híbrida, ideal para grandes explotaciones comerciales.
Capítulos redondos y uniformes.
Larga vida útil postcosecha.
Alta producción por planta.
Ventaja: muy utilizada en agricultura industrial y en cultivos de ciclo corto.

Imperial Star (variedad híbrida).
Origen: Estados Unidos de Norteamérica.
Características: color verde claro, sin espinas.
Seleccionada especialmente para propagación por semilla.
Precocidad muy alta: capítulos listos en el primer año.
Muy homogénea, ideal para recolección mecanizada.
Requiere buen manejo agronómico.
Uso recomendado: explotaciones intensivas, agricultura ecológica con siembra directa.

Veamos este breve video en el que nos muestra un cultivo ecológico de alcachofas:

Requerimientos climáticos para cultivar alcachofas.

Originalmente, la alcachofa es una planta de climas templados y se adapta con especial facilidad a las condiciones climáticas de las regiones del Mediterráneo, lo que quiere decir que el factor temperatura será vital para un desarrollo de excelente calidad.

Por ejemplo, entre 15°C y 24°C, es muy adecuado para el crecimiento vegetativo, en tanto que la temperatura mínima de tolerancia es hasta -3°C, siempre y cuando las plantas hayan alcanzado un buen nivel de desarrollo.
Temperaturas superiores a 30°C, provocarán estrés, reducción del calibre de los capítulos, una floración anticipada y de menor calidad.
Si deseamos que nuestras alcachofas inicien su fase de inducción floral, necesitamos lograr un espacio de temperaturas que oscilen entre 7° y 10°C, durante varias semanas.

Luz Solar.

Para cultivar alcachofas es muy importante considerar la posibilidad de exposición a la luz solar directa y diaria al menos durante 6 a 8 horas, para promover la síntesis de azúcares. Esto va a mejorar el sabor y la calidad de nuestro producto.

Humedad relativa del ambiente.

Aquí debemos hacer referencia al uso del acolchado de papel biodegradable, nuestro indispensable asistente agrícola.

Si bien es muy importante que logremos establecer un hábitat de humedad entre 60% y 70%, al implementar el acolchado de papel nos libramos de esta responsabilidad, pues el material con el que está elaborado consiste especialmente en una técnica de cultivo que controla con precisión los niveles fluctuantes de humedad, además de que va a eliminar la posibilidad de encharcamientos por exceso de irrigación, o por el contrario, va a impedir que se origine resequedad, compactación del suelo y estrés hídrico en nuestro cultivo.

La alcachofa tiene un sistema radicular profundo, lo que la hacer muy resistente a estas condiciones de escasez hídrica, y sin embargo requiere un mínimo de 600 a 800 mm bien distribuidos de irrigación anual.

Ahora bien, si hacemos nuestro mapa de ruta sobre áreas con tendencia a excesos pluviales nos ocasionará inconvenientes que debemos prever con antelación, y aquí es donde estudiaremos los diferentes entornos en los cuales podemos cultivar alcachofas con riegos por goteo y extendiendo nuestro acolchado de papel biodegradable. Veamos.

Cómo cultivar alcachofas en diferentes entornos.

La alcachofa es una planta muy versátil pues podemos cultivarla en grandes extensiones como en espacios reducidos. Haciendo un estudio previo y diseñando nuestro mapa de ruta para cubrir todos los eventos del proceso de cultivo, desde el inicio de la siembra hasta la cosecha, tendremos la garantía de lograr un óptimo resultado y una gran satisfacción por la experiencia aprendida.

Estudiemos entonces cómo cultivar alcachofas de acuerdo a nuestras necesidades espaciales, haciendo uso de las técnicas adecuadas y tomando notas en nuestro diario de cultivo.

Asociaciones beneficiosas para cultivar alcachofas.

Proponemos visitar algunos artículos que hemos publicado en nuestro espacio agrícola Novamulch, y a continuación los presentamos para que nos sea más fácil aprender a asociar plantas compatibles y mejorar nuestra producción.

Plantar Espárragos. Un cultivo ancestral, sostenible y muy rentable.
Cómo plantar Calabazas con éxito en pequeñas y grandes extensiones de cultivo.
Cómo plantar lechugas. Una oportunidad estratégica y muy rentable durante todo el año.

Revisemos este video que nos puede servir de mucha utilidad:

Cultivar alcachofas en campo abierto.

En estos entornos tenemos la oportunidad de aprovechar por completo grandes extensiones, mejorar sus condiciones naturales, y las cualidades inherentes a nuestras alcachofas. Si decidimos aplicar técnicas sostenibles y utilizar el acolchado de papel biodegradable, con seguridad obtendremos un producto final de alta calidad y sanidad, y al mismo tiempo vamos a nutrir el suelo pues el acolchado de papel se biodegrada convirtiéndose en un excelente nutriente para las próximas cosechas.

Aprovechemos este video también:

¿Cómo preparamos el terreno para cultivar alcachofas en campo abierto?

Estudiemos y tomemos notas en nuestra bitácora de cultivo.
Comenzamos por hacer una labranza profunda. Aramos hasta lograr una profundidad entre 30 y 40 cm, para romper las capas que estén compactadas y abrir el suelo para permitir nueva aireación y mayor capacidad de drenaje.

Eliminamos los remanentes de malas hierbas, residuos plásticos o metálicos si los hay, piedras que entorpezcan el desarrollo del sistema radicular de nuestras alcachofas. Ahora acondicionamos el terreno: nivelamos el suelo, verificamos si está en buenas condiciones para drenar y corregimos las áreas susceptibles a encharcamiento. Hacemos mediciones para comprobar el pH y preparamos las enmiendas necesarias.

En este momento incorporamos las fuentes ecológicas recomendadas: materia orgánica en forma de compost vegetal, humus de lombriz o restos de cultivos compostados, y esto es aconsejable hacerlo al menos tres semanas antes de iniciar la siembra. Recordemos que todos estos componentes deben estar secos, sueltos y bien desmenuzados.

  • El compost vegetal maduro mejora la estructura del suelo y aporta nitrógeno de liberación lenta.
  • El Humus de lombriz es una fuente vital de microorganismos beneficiosos y nutrientes esenciales.
  • Los extractos vegetales fermentados como purines de ortiga, consuelda y cola de caballo
  • aportan micronutrientes y estimulan el crecimiento.
  • La ceniza de madera (no tratada) es una fuente natural de potasio y fósforo.
  • Las harinas de roca o fosfato natural son enmiendas ecológicas permitidas en agricultura orgánica.

Recordemos que las aplicaciones deben hacerse de forma fraccionada durante el proceso del sembrado, preferiblemente en cobertura o mediante el agua de riego (fertiirrigación), si se usan purines diluidos.

Una vez cumplidos estos pasos es cuando debemos extender el acolchado de papel biodegradable, pues inmediatamente va a comenzar a hacer su labor de balancear y controlar la humedad, inhibir la aparición y proliferación de malas hierbas, evitar la aparición de hongos, y es nuestro gran colaborador para lograr equilibrar el ecosistema y la microbiota de nuestro hábitat.

Si nuestro entorno se encuentra en regiones con inviernos cortos, debemos elegir variedades precoces de alcachofas y para zonas frías sembraremos variedades más rústicas, al igual que iniciaremos el sembrado en periodos en los que los riesgos climáticos extremos estén minimizados, sean leves o más estables. Podemos proteger las plantas jóvenes implementando setos naturales o barreras vegetales.

Analicemos el manejo del agua.

Instalar un sistema de riego por goteo justo en la zona de las raíces, nos dará más garantía de irrigación necesaria, y habiendo extendido el acolchado de papel biodegradable será aun más seguro. Asimismo, podemos canalizar el secano haciendo zanjas o canales de infiltración para permitir que las raíces logren formarse robustas y profundas.

Cuando vamos a cultivar alcachofas en campo abierto, podemos emplear dos métodos principales: por plantación de zuecas o hijuelos, y por siembra desde las semillas. Mostramos un ejemplo de cómo podemos obtener semillas de las flores de alcachofa:

Plantación de zuecas:

Es el método más tradicional. Extraemos brotes de plantas madre sanas y las colocamos directamente en el campo, entre finales de verano y otoño. Esta técnica nos permite lograr mayor homogeneidad genética y precocidad, y sólo necesitamos seleccionar buenos brotes manteniéndolos hidratados hasta el momento de plantarlos.

Siembra desde la semilla (para las variedades híbridas):

Hacemos la siembra de semillas en semilleros, y haremos el trasplante cuando aparezcan entre 6 y 8 hojas verdaderas. Esta técnica es muy apropiada para explotaciones modernas con variedades híbridas precoces como Imperial Star o Green Queen F1, pues esto permite un control sanitario inicial y mayor mecanización.

¿Cuáles son las distancias recomendables para colocar las semillas de alcachofas en campo abierto?

Generalmente las situamos entre líneas con 1.2 a 1.5 metros de separación, y entre plantas las disponemos entre 0.8 a 1 metro de distancia. Aquí podemos lograr una densidad de 10.000 y 15.000 plantas por hectárea.

Cultivar alcachofas en invernadero.
Este entorno nos ofrece muchas ventajas. Hagamos una lista y evaluemos:

Como disponemos de un microclima controlado, podemos cosechar nuestros productos fuera de temporada como también es posible adelantar o extender nuestro ciclo productivo. Cultivar alcachofas en este entorno nos da acceso a planificar cosechas escalonadas que nos permiten obtener beneficios y mejores precios en mercados tempranos o tardíos.

Nuestras alcachofas están protegidas de fluctuaciones climáticas y de temperatura, especialmente en otoño e invierno. Igualmente evitaremos los embates e imprevistos de las lluvias o vientos intensos y continuos, así como la exposición excesiva de radiación solar en regiones cálidas. Cultivar alcachofas en invernadero nos permite un desarrollo uniforme y garantizado de todo el proceso.

Las alcachofas cultivadas en invernadero producen capítulos florales más tiernos y homogéneos, plantas más robustas y productivas, y menor riesgo de contraer enfermedades y plagas.

Generalmente, cuando decidimos cultivar alcachofas en un invernadero, parte esencial de nuestro mapa de ruta es planificar el sistema de riego por goteo, lo que va a disminuir considerablemente nuestros costes. Asimismo, no corremos el riesgo de perder evaporación pues al extender nuestro acolchado de papel biodegradable mantenemos un equilibrio permanente tanto de humedad como de irrigación por goteo. Para esto recordemos que vamos a hacer mediciones adecuadas para regular los tiempos de regado, que serán mucho más espaciados en comparación con otros entornos como es el de campo abierto.

En invernadero tendremos la posibilidad de rotar los cultivos optimizando el uso del espacio, de una manera más controlada y no estaremos sometidos a inconvenientes por factores meteorológicos. En general, haremos un uso mucho más eficiente de los recursos con los que contamos inicialmente.

¿Cómo preparamos el terreno para cultivar alcachofas en invernadero?

Una vez que hayamos eliminado remanentes de cultivos anteriores, residuos vegetales, seguiremos el mismo patrón como lo analizamos en el caso del cultivo en campo abierto, comenzando por una labranza superficial para no romper la estructura microbiana y a la vez aireamos la tierra.

En cualquier tipo de entorno, siempre será necesario añadir los nutrientes esenciales como compost vegetal maduro, humus de lombriz o estiércoles compostados de origen vegetal para enriquecer el suelo.

Igualmente extendemos el acolchado de papel biodegradable para preparar el equilibrio indispensable de la tierra, los sustratos, la humedad y la temperatura que requerimos para iniciar el sembrado.

En caso de necesitar incorporar fertilizantes (preferiblemente ecológicos), podemos hacerlo en sólido antes del momento de la siembra o trasplante, y posteriormente diluidos en la fertiirrigación.

Revisemos en detalle los nutrientes principales y sus fuentes ecológicas.

Nitrógeno (N).
Función principal: desarrollo foliar y vigor vegetativo.
Fuente ecológica recomendada: compost vegetal, purín de ortiga, harina de leguminosas.

Fósforo (P).
Función principal: formación radicular y desarrollo floral.
Fuente ecológica recomendada: cenizas de madera, harina de hueso vegetal, fosfato natural.

Potasio (K).
Función principal: calidad del fruto y resistencia al estrés.
Fuente ecológica recomendada: extracto de consuelda, vinaza vegetal, ceniza de cáscara de arroz.

Calcio y Magnesio.
Función principal: fortaleza celular y fotosíntesis.
Fuente ecológica recomendada: dolomita natural, harina de algas marinas secas.

Micronutrientes.
Función principal: salud general de la planta.
Fuente ecológica recomendada: té de compost aireado, lixiviado de humus de lombriz.

Por otra parte, es recomendable tomar ciertas medidas de ventilación para evitar la acumulación de humedad y condensación y poder evitar la aparición de hongos.

Mantengamos abiertas las ventanas laterales o cenitales. Si nuestro invernadero está expuesto a luz solar que pueda generar calor excesivo, es muy importante colocar mallas de polisombra a partir de un 30%, y hagamos uso de termómetros para hacer mediciones de temperatura (15° a 25°C), y humedad (60% a 70%).

El tipo de siembra recomendada es por hijuelos (zuecas), o semillas preferiblemente orgánicas certificadas. El método de siembra por hijuelos es la más tradicional. Extraemos brotes sanos de plantas madres, y antes podemos sumergirlos en extracto diluido de ajo o cola de caballo para prevenir hongos.

En el caso de la siembra desde la semilla, que es muy adecuada para variedades híbridas precoces como la Imperial Star eco, haremos un semillero con sustrato orgánico como turba vegetal, fibra de coco y compost tamizado. Luego trasplantamos a la bandeja de cultivo cuando hayan brotado entre 6 y 8 hojas verdaderas.

El marco de sembrado adecuado será de 1.0 a 1.2 m entre líneas, y 0.7 a 0.8 m entre plantas.

Cultivar alcachofas en macetas.

En estos entornos reducidos también es muy viable hacer estos cultivos. Observando los requerimientos y cuidados básicos, podemos obtener una muy buena calidad de alcachofas. Los recipientes deben tener una profundidad suficiente y buen drenaje.

Como primer paso, recomendamos colocar en el fondo una capa de piedras volcánicas, cerámica rota o arcilla expandida, para permitir buena circulación de agua y un sustrato sin compactación.

Debemos incorporar ahora una mezcla de turba vegetal, fibra de coco y perlita o arena de río para asegurar una buena aireación y drenaje.

Un 30% y 40% de compost vegetal bien descompuesto para enriquecer la mezcla con nutrientes orgánicos y microorganismos beneficiosos.

Un 10% como fuente de vida microbiana activa y fertilidad natural prolongada.

Harina de roca o ceniza vegetal para aportar minerales esenciales como fósforo y potasio de forma natural, en pequeñas cantidades. Este último componente es opcional.

Una vez mezclados todos los nutrientes, es necesario dejar reposar la tierra durante unos días antes de la siembra, para que los organismos del sustrato se estabilicen y el entorno se active de forma natural. Esta preparación ecológica garantiza que nuestras alcachofas tengan un entorno sano, fértil y sostenible desde el primer día.

La movilidad del recipiente tiene muchas ventajas. Nos permite ajustar la exposición de la planta a los cambios de luz solar a lo largo del año.

Por ejemplo, durante la fase de crecimiento activo, colocaremos la maceta en un espacio en el que reciba varias horas de luz solar directa al día.

Durante los meses más fríos, la podemos trasladar a zonas más resguardadas como cerca de una pared soleada, y el periodos de calor intenso la desplazamos a un espacio con sombra parcial y ligera, para evitar el estrés térmico.

Ahora bien, recordemos que el espacio de los recipientes son limitados y por esto es esencial que mantengamos en control los niveles adecuados de humedad. Si hemos extendido el acolchado de papel biodegradable sobre la superficie de la tierra, podemos asegurar que la humedad se conserva en equilibrio durante todo el proceso del sembrado.

Sin embargo, vamos a cuidar el riego de tal manera que el agua logre penetrar hasta el fondo de la maceta. Quiere decir que haremos una irrigación lenta y profunda cuando observemos cierta sequedad en el suelo. En estos casos, los riegos superficiales y frecuentes pueden producir raíces débiles y enfermedades en la base del tallo.

Es muy recomendable recolectar agua de lluvia en cubos o depósitos limpios para hacer las irrigaciones, así como el agua de las cocciones de verduras, frías y sin sal añadida, el agua del lavado de frutas y verduras, siempre y cuando no contenga jabón ni residuos grasos.

Cultivar alcachofas en huertos ecológicos domésticos y urbanos.

Promoviendo este tipo de cultivos en nuestras comunidades, aportaremos una maravillosa experiencia y beneficios además de un aprendizaje colectivo más consciente, autónomo y regenerativo.

El preparado del suelo no es muy distinto al resto de los entornos que hemos estudiado, y aun así recordemos que nuestras alcachofas requieren un hábitat que propicie el desarrollo de un sistema radicular profundo, y para ello acondicionemos bancales con una profundidad de al menos 30cm.

También podemos aportar en estos casos material de compost casero, seco y bien disuelto, como restos de frutas, hojas secas, cáscaras vegetales, césped seco o serrín de madera no tratada, y podemos añadir una mezcla de 40% fibra de coco o sustrato vegetal aireado, 30% compost vegetal maduro, 20% humus vegetal o compost de hojas, y 10% arena gruesa o perlita.

Esta combinación asegura un sustrato ligero, con buena capacidad de drenaje y altamente nutritivo para el ciclo completo de cultivo de las alcachofas.

Cultivar alcachofas en terrazas y balcones.

Hoy en día, hacer cultivos en estos entornos se ha convertido en una práctica muy valorada dentro de la agricultura urbana. Estas plantas perennes se desarrollan con mucha facilidad en gran variedad de contenedores y recipientes amplios, profundos y con buena capacidad de drenaje.

Reproduciendo un ecosistema fértil y continuo en escalas reducidas, es decir, simulando un ecosistema vivo combinando materiales orgánicos y minerales que favorezcan tanto la retención de agua como la nutrición progresiva de la planta, podremos lograr con mucho éxito un cultivo de alta calidad.

Debemos elegir contenedores o jardineras entre 35 y 40cm de profundidad, con buena capacidad de drenaje y diámetro suficiente para que nuestras alcachofas puedan desarrollar un sistema radicular sano y estable.

Podemos preparar la siguiente mezcla de sustratos en casa, o bien comprando los componentes individualmente en viveros ecológicos. Aquí tenemos una lista:

40% sustrato vegetal aireado compuesto por una mezcla de fibra de coco, turba vegetal no fertilizada o compost vegetal muy tamizado.

30% compost vegetal maduro, elaborado a partir de restos de frutas, hojas secas, cáscaras y residuos verdes sin aditivos químicos.

20% humus de hojas o compost de bosques reciclado, que mejora la vida microbiana del sustrato y regula la estructura.

10% arena gruesa o perlita volcánica, adecuado para favorecer el drenaje y evitar eventuales compactaciones.

Igualmente vamos a aportar fertilizantes orgánicos como compost vegetal para renovar la capa superior del sustrato cada 6–8 semanas con 2–3 cm de material.
Añadimos té de compost vegetal que es una infusión aireada de compost vegetal y la aplicaremos por riego cada 10–15 días para estimular la microbiología del sustrato.
Purín de ortiga diluido al 10% con el agua de riego; rico en nitrógeno y minerales y apropiado para la fase de crecimiento.

Extracto fermentado de consuelda aplicado cada 2–3 semanas en la fase reproductiva; una gran fuente de potasio y excelente para la formación de capítulos florales.
Ceniza vegetal que aporta potasio, calcio y micronutrientes. Debemos usarla con moderación (1 cucharada sopera por planta al mes), tamizada y bien mezclada con el sustrato.

También podemos agregar suplementos minerales ecológicos como la harina de roca basáltica que libera fósforo, calcio, magnesio y silicio de forma lenta y sostenida. Dolomita natural, adecuada para suelos ácidos o con deficiencia de calcio y magnesio. La aplicaremos una sola vez y al inicio del cultivo.

Cultivar alcachofas en este tipo de entorno va a requerir también un mantenimiento del sustrato durante todo el ciclo. Por ejemplo, debemos removerlo superficialmente cada 3 o 4 semanas para evitar compactaciones y en la medida de lo posible, evitaremos hacer uso de fertilizantes líquidos concentrados aun siendo ecológicos, pues podrían alterar el equilibrio natural del sustrato en recipientes de tamaño reducido.

Mantenimiento del cultivo de alcachofas para cualquier tipo de entorno.

como cultivar alcachofas

Ya hemos hecho un estudio detallado sobre todo lo referente a la fertilización de estas plantas perennes, y a continuación veremos qué tipo de mantenimiento es el adecuado para acompañar los ciclos naturales de nuestras alcachofas, para reforzar su vitalidad mediante insumos vegetales y prevenir desequilibrios mediante la observación y el cuidado del ecosistema que la rodea.

Control manual de malas hierbas.

Especialmente durante las primeras semanas del ciclo, vamos a eliminar manualmente todas las plantas ajenas a nuestro cultivo que compiten e invaden el suelo, cuidando de no alterar el sistema radicular ni los microorganismos beneficiosos del suelo.

Acolchado de papel biodegradable.

Extendemos el acolchado antes de sembrar o trasplantar. Estudiaremos esta técnica más adelante.

Manejo ecológico del agua.

Haremos irrigaciones moderadas cuando observemos que el suelo se haya secado, haciendo un orificio de 3 a 5 cm de profundidad.

Es muy beneficioso para nuestro cultivo hacer los riegos con agua de lluvia, con el agua del lavado de frutas y verduras, sin sal ni químicos añadidos, y agua reciclada doméstica segura. Para esto y en la medida de lo posible, debemos recolectarlas en envases limpios y tenerlas a mano para el momento en el que lo vamos a necesitar.

En caso de cultivar alcachofas en invernadero, macetas, terrazas y balcones, el riego por goteo es prioritario, así como el riego con regadera de pico fino o botellas reutilizables y limpias para minimizar pérdidas.

Vamos a retirar los hijuelos o brotes secundarios débiles que compitan por recursos, y conservamos los más robustos para futuras divisiones o rebrotes. Para esto debemos utilizar tijeras limpias o bien lo haremos manualmente y con cuidado para no dañar la planta. Asimismo, retiramos las hojas secas, manchadas o enfermas, para permitir una ventilación adecuada y evitar la aparición de hongos.

Mantener al día nuestra bitácora de cultivo.

La revisión, medición, observación continua y registrada en nuestro diario o bitácora de cultivo, nos da garantía tanto sobre el desarrollo y avance de los tallos, hojas, sustrato, nivel balanceado de nutrientes, humedad y temperatura, como de las señales de posible compactación del suelo, lixiviación, debilidad, estrés, necesidad de ajustes hídricos, reforzar la fertilización, y otros signos que debamos atender a tiempo para controlar el equilibrio de nuestro sembrado.

Cuidados adicionales.

Si habitamos regiones con bajas temperaturas y durante el invierno, vamos a proteger la base de las alcachofas con el acolchado de papel biodegradable para conservar la temperatura y humedad adecuadas.

Al término del segundo o tercer año de la siembra inicial, podemos dividir la planta y trasplantar los hijuelos a nuevos surcos o contenedores, y después de hacerse la cosecha, estos últimos van a necesitar una renovación del 15% al 20% del sustrato, y una nueva extensión del acolchado de papel biodegradable, pues el anterior ya se ha convertido en nutriente.

El acolchado de papel biodegradable como técnica avanzada para cultivar alcachofas.

Actualmente, el acolchado de papel es una herramienta indispensable para proteger y conservar cualquier tipo de cultivos y entornos, desde campos abiertos hasta espacios reducidos.

Especialmente si vamos a cultivar alcachofas por sus características morfológicas y su ciclo de crecimiento prolongado, pues es una práctica ecológica y sostenible que nos permite proteger el suelo y los sustratos que hemos incorporado, optimizar recursos naturales como el agua porque es un estabilizador de los niveles de humedad y temperatura, y además es un excelente colaborador de la biodiversidad microbiana al biodegradarse y transformarse en un maravilloso nutriente para nuestros próximos planes agrícolas.

Por otra parte, el acolchado de papel biodegradable actúa como barrera protectora del suelo y los sustratos porque inhibe la aparición y proliferación de malas hierbas como la Juncia y los hongos, cuyo caldo de cultivo preferido es la humedad no controlada. (Al extenderlo sobre el suelo, el acolchado evita que las gotas de lluvia o riego salpiquen el tallo y las hojas con tierra, reduciendo la posibilidad de infecciones fúngicas o bacterianas).

Al formar un medio efectivo de defensa física que impide la germinación de estas hierbas competidoras, el acolchado de papel disminuye la necesidad de deshierbe manual y evitando el uso de herbicidas contaminantes.

Cultivar alcachofas implica tomar medidas específicas sobre la naturaleza del suelo en el que vamos a trabajar. Como es una planta perenne, con un sistema radicular profundo y un desarrollo foliar amplio, las condiciones de la base deben estar amparadas de tal manera que podamos asegurarnos de mantener niveles térmicos y de humedad en balance continuo, y una estructura biológica activa desde el inicio de la siembra hasta los tiempos de la cosecha.

El acolchado de papel se encarga de controlar y conservar este hábitat adecuado para nuestro cultivo, y biodegrada progresivamente sin dejar residuos ni incorporar compuestos sintéticos, enriquece el suelo con carbono orgánico y favorece la vida microbiana sin alterar el pH, por lo que su uso es adecuado para proyectos de agricultura ecológica certificada, cultivos en espacios reducidos y urbanos, y como colaborador fiel para aquellos productores que buscan minimizar insumos contaminantes y costes innecesarios.

En nuestro mapa de ruta para cultivar alcachofas, como uno de los cultivos plurianuales más valorados en el mercado, es recomendable incluir el uso del acolchado de papel biodegradable como regulador térmico natural. El sistema radicular queda protegido del calor excesivo durante los meses de verano, y de las bajas temperaturas o fríos intensos durante los meses de invierno.

Cuando nuestras áreas de cultivo están ubicadas en pendiente o con exposiciones frecuentes de vientos, el acolchado de papel sostiene la estructura del suelo y lo mantiene estable, protegiendo de esta manera todo el sistema del cultivo y la microbiota edáfica.

Este excelente material de avanzada puede funcionar activo y en perfectas condiciones durante toda la campaña de cultivo y aún por más tiempo, dependiendo del grosor y calidad. En la medida en que vayamos observando su biodegradación, fácilmente podemos reponerlo con una nueva capa.

Puedes comprar el acolchado biodegradable de papel Novamulch a continuación:

¿Cuáles son los tiempos precisos para la cosecha de las alcachofas?

Estos tiempos de cosecha son muy importantes pues definen la calidad, textura y sabor del producto final. Esto varía de acuerdo a la variedad de alcachofas que hemos seleccionado, así como el entorno en el que hemos sembrado y las condiciones climáticas de nuestra región. Sin embargo, podemos seguir criterios generales que nos permiten establecer los tiempos correctos de recolección para este y cualquier otro sistema de cultivo.

Recordemos que el momento de cortar los capítulos (flores comestibles), será crucial para lograr el máximo rendimiento de la planta y garantizar una producción continuada durante su ciclo activo.

Iniciamos la cosecha entre 120 y 180 días después de la siembra o trasplante, según la variedad. En climas templados y habiendo cultivado variedades adaptadas para estos climas, podemos hacer la cosecha a finales del otoño, y extenderla hasta principios de la primavera.

¿Qué criterios visuales vamos a seguir?
Aquí mostramos algunas indicaciones para saber si una alcachofa está lista para cortar:

Capítulo firme y cerrado: la señal más clara será cuando veamos que el capítulo está cerrado, firme al tacto, y debe haber alcanzado una altura aproximada entre 8 y 15 cm de acuerdo a la variedad, sin señales de apertura en las brácteas (hojas exteriores), ni de floración incipiente.

Si la alcachofa comienza a abrirse o mostrar el centro morado (flósculos), significa que ha superado su punto óptimo de cosecha. En este estado, la textura se vuelve fibrosa y pierde valor comercial.

La alcachofa debe presentar un color verde o violeta, sin manchas marrones ni señales de oxidación o deshidratación. Al presionar ligeramente, la alcachofa debe ofrecer resistencia, sin estar blanda ni fibrosa. Cuando el tallo que acompaña al capítulo esté tierno, cortamos a 5 o 10cm de longitud, y debe partirse fácilmente con cuchilla o tijera, y sin dar signos de estar leñoso.

El tamaño adecuado es cuando las alcachofas alcanzan un diámetro entre 7 y 12 cm para las variedades más comunes, como Blanca de Tudela o Romanesco. Las alcachofas de calibre pequeño, aproximadamente de 6 cm, se destinan en su mayoría a la producción de conservas.

Aquellas de tamaño mediano, entre 7 y 9 cm, y grandes, aproximadamente de 10 cm, son muy adecuadas para la venta en fresco. La altura del capítulo debe alcanzar entre 8 y 15 cm de acuerdo a la variedad.

Las alcachofas deben recolectarse cada 2 a 4 días pues maduran de forma escalonada; en primer lugar, el capítulo central o principal y luego los capítulos secundarios. Esta recolección continua permite prolongar el periodo de cosecha y mantener activa la producción durante varias semanas o meses.

Recolección de alcachofas en años sucesivos.

Llamamos cultivos perennes a aquellos en los que conservamos la misma planta por más de un tiempo de cultivo o campaña. En estos casos, la primera cosecha suele ser más tardía, pero será la más vigorosa.

A partir del segundo año la planta puede ofrecer varias oleadas de cosecha por temporada, especialmente si se manejan bien los hijuelos y se realiza un seguimiento y mantenimiento continuo.

Es recomendable usar tijeras de podar limpias o cuchillo afilado para evitar dañar la planta madre, cortar el capítulo por la base del tallo reservando unos centímetros para facilitar la manipulación, y hacer la cosecha durante las primeras horas de la mañana pues la planta estará más hidratada y firme.

¿Cómo debemos almacenar adecuadamente las alcachofas después de la cosecha?

Una vez cosechadas, las alcachofas requieren un manejo cuidadoso para conservar su frescura, textura y sabor.

Al tratarse de un producto muy sensible a la deshidratación y al deterioro oxidativo, su almacenamiento debe hacerse con métodos que mantengan sus propiedades naturales sin recurrir a conservantes ni procesos artificiales.

Esto es especialmente importante en el contexto de una agricultura ecológica, donde se prioriza la integridad del alimento y el respeto por el medio ambiente.

¿Cuánto tiempo se pueden conservar las alcachofas tras la cosecha?

En condiciones óptimas de refrigeración, las alcachofas frescas pueden conservarse hasta 10 o 12 días. A temperatura ambiente, su vida útil se reduce drásticamente a 2 o 3 días, especialmente si no se aplican métodos complementarios de conservación. Si se opta por la transformación artesanal como en conserva, congelado o deshidratado, podrán mantenerse en buen estado durante varios meses.

Almacenamiento en fresco de las alcachofas.

Para conservarlas frescas y sin químicos ni plásticos convencionales, recomendamos envolverlas individualmente en papel reciclado o compostable, o en una bolsa de tela de algodón transpirable.

La vamos a guardar en el refrigerador, en la sección menos fría (entre 1°C y 4°C). Como pierden rápidamente agua por transpiración, es recomendable mantener una humedad relativa alta, entre 85% y 90% en el contenedor o compartimento, y podemos introducir un paño ligeramente húmedo mas no muy mojado, cerca de las alcachofas.

Recordemos no almacenarlas cerca de frutas que emiten etileno, como manzanas y plátanos, para que podamos evitar la maduración y el deterioro de las alcachofas.

Almacenamiento en ambiente fresco y sombreado, sin refrigeración.

Quienes cultivan alcachofas en entornos rurales o buscan reducir consumo energético, este método es el más apropiado. En estos casos, debemos colocarlas en cajas aireadas de madera o cartón, en una sola capa y sin amontonarlas.

Las vamos a ubicar en un espacio fresco, seco, oscuro, y con buena ventilación.

Haremos revisiones diarias, y debemos consumir primero aquellas que presenten señales de reblandecimiento o apertura.

Conservación prolongada, para procesamientos caseros ecológicos.
Si necesitamos almacenar nuestras alcachofas por más tiempo, podemos emplear métodos caseros naturales y sostenibles, como veremos a continuación:

Alcachofas en conserva.

  • Escaldamos los corazones de alcachofa en agua con zumo de limón.
  • Luego los colocamos en tarros de vidrio esterilizados, con una mezcla de vinagre de manzana, agua y hierbas aromáticas, lo cerramos herméticamente y almacenamos en un espacio oscuro hasta por 6 meses.

Alcachofas congeladas.

  • Blanqueamos los corazones de alcachofa durante 3 a 5 minutos.
  • Enfriamos en agua con hielo, escurrimos bien y congelamos en recipientes reutilizables.
  • De esta forma podemos mantener su calidad entre 6 y 8 meses.

Alcachofas deshidratadas.

  • Cortamos las alcachofas en láminas finas y las vamos colocando en un recipiente con agua y limón o vinagre para evitar que se oxiden. Secamos al sol si habitamos climas secos, como también podemos hacerlo en un deshidratador solar, o simplemente en el horno.
  • Si lo vamos a hacer en un horno convencional y una vez cortadas en láminas y sumergidas en el líquido, necesitamos escurrir bien y secarlas con un paño limpio. Podemos darle pinceladas con unas gotas de aceite de oliva para mejorar el aroma y evitar que se peguen.
  • Precalentamos el horno a una temperatura no mayor de 90°C.
  • Disponemos las láminas separadas en una bandeja con papel vegetal o sobre una rejilla.
  • Al introducir la bandeja en el horno debemos dejar la puerta entreabierta para que la humedad pueda evaporarse.
  • Luego dejamos secar y enfriar fuera del horno durante 4 a 6 horas, y finalmente las envasamos en frascos de vidrio herméticos, en un lugar fresco y seco.
  • Este método es particularmente útil para preparar infusiones o bases de caldos.

Plagas y enfermedades comunes que debemos tomar en cuenta antes de cultivar alcachofas.

La alcachofa es una planta vigorosa, rústica y adaptable a diversos entornos y climas, pero también necesita protección. No está exenta de ser invadida por plagas y enfermedades que pueden ocasionarle daños irreversibles a nuestros sembrados.
Observemos continuamente el desarrollo y cada evento, previsto o no, tomemos nota en nuestra bitácora de cultivo para constatar las mediciones y novedades que se suceden durante el ciclo, y cualquier anomalía que pueda aparecer y que podamos prever o solucionar a tiempo.

Guardemos esta lista de Plagas comunes a las alcachofas.

Pulgones (Aphis spp.).
Síntomas: Aparecen en colonias en los brotes tiernos, hojas jóvenes y capítulos. Provocan deformación foliar, reducción del crecimiento y presencia de melaza que favorece la aparición de hongos como la negrilla.
Soluciones ecológicas: Purín de ortiga (rico en silicio y repelente). Aplicar diluido al 10% en agua cada 5 días como preventivo o en infestaciones leves.
Infusión de ajo o ajenjo: potente acción repelente. Aplicar por pulverización directamente sobre las colonias.
Control biológico con mariquitas (Coccinellidae): instalando hoteles para insectos o evitando el uso de pesticidas, se favorece su presencia natural.
Riego por la base: evitar mojar las partes aéreas para no estresar y debilitar la planta.

Minador de hoja (Liriomyza spp.).
Síntomas: Galerías serpenteantes en las hojas causadas por las larvas. Disminución de la capacidad fotosintética y debilitamiento general.
Soluciones ecológicas: Infusión de neem vegetal (no concentrado). Aplicar cada 7 días en la etapa de riesgo.
Atrayentes naturales como trampas cromáticas amarillas: colocarlas cerca del cultivo para detectar y reducir adultos.
Extracto de cola de caballo: fortalece el tejido foliar, volviendo a la planta menos atractiva para la oviposición.
Rotación de cultivos: evita acumulación de poblaciones en cultivos sucesivos.

Barrenador del tallo (Carpophilus spp. y otras larvas).
Síntomas: Perforaciones en el tallo o base de la planta. Marchitamiento súbito o colapso parcial. A menudo favorecidos por restos de cultivo sin retirar.
Soluciones ecológicas: Eliminación manual de tallos afectados y residuos vegetales al final del ciclo.
Acolchado de papel biodegradable limpio para evitar acceso desde el suelo.
Infusión concentrada de taninos naturales (como cáscara de granada o nogal) aplicada al tallo.
Plantación asociada con caléndula o borraja, que repelen insectos del suelo.

Caracoles y babosas.
Síntomas: Hojas perforadas, especialmente en plántulas y brotes jóvenes. Presencia de baba o rastros brillantes.
Soluciones ecológicas: Barreras físicas de ceniza vegetal, posos de café o serrín seco alrededor de la planta.
Trampas de cerveza ecológica: enterrar un recipiente con cerveza natural para atraer y controlar sin dañar otros insectos.
Revisión manual nocturna: especialmente eficaz en terrazas y balcones.
Fomentar la presencia de erizos, sapos y aves insectívoras en huertos abiertos.

Mosca de la alcachofa (Terellia fuscicornis).
Síntomas: Las larvas se introducen en los capítulos y los deterioran desde dentro.
Puede pasar desapercibida hasta que el daño es severo.
Soluciones ecológicas: Recolección temprana de capítulos. Evitar dejar capítulos muy maduros en la planta.
Acolchado de papel biodegradable para obstaculizar el ciclo del insecto en el suelo.
Trampas visuales y aromáticas: atrayentes ecológicos a base de vinagre de manzana o extracto de fruta fermentada.
Plantación de repelentes naturales como albahaca, lavanda o salvia cerca del cultivo.

Analicemos ahora las enfermedades propias de las alcachofas.

Las alcachofas pueden verse afectadas por varios patógenos, principalmente hongos y bacterias que comprometen su desarrollo, productividad y longevidad.

Botritis o moho gris (Botrytis cinerea).
Síntomas: Aparición de un moho grisáceo sobre los capítulos, hojas o tallos. Manchas marrones húmedas que se extienden con rapidez, especialmente en climas húmedos o en plantas muy densas.
Soluciones ecológicas: Ventilación y poda adecuada: eliminar hojas viejas o enfermas para mejorar la circulación del aire.
Acolchado con papel biodegradable, que mantiene la base seca y evita la acumulación de esporas en el suelo.
Aplicaciones de extracto de cola de caballo (Equisetum arvense): potente antifúngico natural. Diluir al 10% y pulverizar cada 7 días como preventivo.
Infusión de ortiga: fortalece el sistema inmunológico de la planta.

Mildiu (Bremia lactucae y Peronospora spp.).
Síntomas: Manchas amarillentas o grisáceas en la cara superior de las hojas. Moho algodonoso en el envés de las hojas. En casos severos, caída prematura de hojas y debilitamiento general.
Soluciones ecológicas: Evitar exceso de humedad: regar sólo al pie de la planta y mantener un sustrato bien aireado.
Tratamiento con bicarbonato potásico vegetal: acción preventiva y curativa suave. Mezclar 5g por litro de agua y pulverizar semanalmente.
Decocción de ajo y jengibre: propiedades antimicrobianas. Aplicar cada 5 días durante brotes activos.
Rotación de cultivos: evita la persistencia del patógeno en el suelo.

Roya (Puccinia spp.).
Síntomas: Pequeñas pústulas anaranjadas o marrones en el envés de las hojas. Pérdida de vigor, caída de hojas y deficiencia fotosintética.
Soluciones ecológicas: Eliminar hojas infectadas en cuanto aparezcan los primeros síntomas.
Aplicaciones preventivas de infusión de cola de caballo o decocción de cebolla.
Plantación más espaciada y aireación adecuada.
Aumentar potasio en el sustrato con ceniza vegetal, que fortalece las paredes celulares.

Manchas foliares (Alternaria spp. y Cercospora spp.).
Síntomas: Manchas circulares oscuras con halo amarillo, que se expanden y pueden causar necrosis. Se presentan especialmente en hojas adultas.
Soluciones ecológicas: Purín de consuelda (Symphytum officinale): estimula defensas naturales. Aplicar cada 10 días diluido al 15%.
Decocción de tomillo o salvia: acción antifúngica natural.
Uso de semillas certificadas y sanas: importante en siembra propia para evitar vectores.

Podredumbre del cuello o base (Sclerotinia spp. o Phytophthora spp.).
Síntomas: Amarilleamiento de las hojas externas. Reblandecimiento del tallo en su base y muerte de la planta. Presencia de micelio blanco o esclerocios negros en el suelo.
Soluciones ecológicas: Buena elección del sustrato: tierra bien drenada y no compactada.
Acolchado de papel biodegradable: evita contacto directo del tallo con el suelo húmedo.
Evitar el exceso de agua y no regar por encima de la base de la planta.
Aporte de microorganismos beneficiosos: mediante compost vegetal maduro o biofermentados caseros que activan la microbiota del suelo.

¿Qué estrategias preventivas debemos implementar para cultivar alcachofa?

como cultivar alcachofas
  • Asociar nuestra siembra con plantas repelentes y fungicidas naturales, como caléndula, cebollino o capuchina.
  • Diversificar y rotar los cultivos para evitar acumulación de patógenos específicos.
  • Siembra y trasplante en momentos óptimos del calendario lunar, si se sigue agricultura biodinámica.
  • Evitar el uso de plásticos no transpirables, que favorecen la humedad estancada y el desarrollo de hongos.

Las enfermedades del cultivo de alcachofas pueden manejarse de forma efectiva mediante técnicas ecológicas y orgánicas que respeten la vida del suelo, la biodiversidad y la salud de las plantas.

A través de infusiones, purines vegetales, prácticas preventivas, buena gestión del entorno, y el uso del acolchado de papel biodegradable, es posible mantener nuestro cultivo sano sin recurrir a insumos químicos.

El conocimiento del ciclo de cada enfermedad y su prevención natural es una herramienta clave para una agricultura verdaderamente sostenible.

Reflexiones finales.

En esta oportunidad, nuestro espacio agrícola nos ha hecho un recorrido a través del arte de cultivar alcachofas. Nos remontamos mucho más allá de considerar esta práctica agrícola como una forma común de cultivo. Conectamos con esta tradición milenaria, casi ritual, con la profunda sabiduría de civilizaciones antiguas y con la relación íntima entre razas, costumbres y métodos de sembrado desde tiempos ancestrales.

La alcachofa, de profundas raíces botánicas y culturales, se adapta a través de los tiempos al cambio de clima, de entornos, de prácticas innovadoras, y aun así continúa siendo un cultivo noble, resiliente y generoso.

Ahora hemos comprendido que, más allá del rendimiento y la rentabilidad, cultivar alcachofas representa una oportunidad de aprender de la tierra, de aplicar prácticas sostenibles, de planificar con responsabilidad, de vivir una experiencia regenerativa.

Ya sea en campo abierto, en invernaderos, en huertos urbanos, balcones o terrazas, macetas, esta hortaliza nos ofrece la posibilidad de integrar el conocimiento agronómico con la acción ecológica consciente.

En el corazón de esta propuesta está el compromiso con un modelo agrícola basado en el cuidado del suelo, en la selección responsable de variedades, en el uso de materiales biodegradables como el acolchado de papel y en la protección activa de la biodiversidad.

En nuestro espacio agrícola Novamulch creemos que cultivar alcachofas no sólo es una tarea hortícola, sino una manera de sembrar futuro.

Vamos a inspirarnos y seamos punto de referencia para quienes decidan iniciar o mejorar su cultivo de alcachofas desde cualquier rincón, con respeto por la tierra y pasión por lo que florece desde ella.

Así que, manos a la obra y muchos éxitos!

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