enfermedades de las tomateras

Guía de enfermedades de las tomateras y del tomate. Parte 2.

Para comprender mejor cuáles son las enfermedades de las tomateras, debemos organizar un cuadro de tipologías que las englobe, y de esta manera será mucho más fácil detectarlas y tratarlas a tiempo.

Una vez más, bienvenidos a nuestro espacio agrícola Novamulch. En esta oportunidad, los invitamos a revisar la primera parte de este artículo, en la que detallamos los métodos de prevención y control integrado que recomendamos adoptar de antemano. Sin embargo, anotaremos aquí algunas que nos parecen puntuales para cada caso.

Aquí presentamos el link de nuestra parte 1, esperando que pueda servir de buena ayuda:

Enfermedades de las tomateras y del tomate: guía práctica de síntomas y prevención (Parte 1)

Tabla de contenido

Clasificación de las enfermedades de las tomateras.

Presentamos el siguiente cuadro que nos sirve de guía para ubicar más fácilmente las enfermedades de las tomateras. Veamos.

Principales enfermedades Fúngicas (hongos) en las tomateras:

Mildiu (Phytophthora infestans).

Oídio (Leveillula taurica).

Fusariosis (Fusarium oxysporum).

Alternariosis (Alternaria solani).

Principales enfermedades Bacterianas en las tomateras:

Mancha bacteriana (Xanthomonas campestris).

Cancro bacteriano (Clavibacter michiganensis).

Podredumbre blanda (Erwinia spp.).

Principales enfermedades Víricas en las tomateras:

Virus del mosaico del tomate (ToMV).

Virus del rizado amarillo (TYLCV).

Virus del mosaico del pepino (CMV).

Transmisión por vectores (mosca blanca, pulgones, trips).

Revisemos esta información interesante:

Enfermedades Fúngicas (hongos). Uno de los grupos más frecuentes y destructivos.

enfermedades de las tomateras

Las características principales de estas enfermedades son las que mostramos a continuación, y todo esto hace que estemos en presencia de patologías difíciles de erradicar si no actuamos a tiempo:

Capacidad de propagarse rápidamente por esporas. La esporulación del hongo significa que libera las esporas que se adaptan especialmente en condiciones de alta humedad y temperaturas moderadas, formando un polvillo o capa blanquecina en el envés de las hojas infectadas: eso es una masa de esporas listas para dispersarse, y se desplazan por aire, agua y contacto directo con plantas contiguas.

Tienen capacidad muy rápida de germinación y persisten en anidar indefinidamente tanto en los residuos vegetales como en la estructura del suelo.

¿Cuáles son las principales enfermedades fúngicas de las tomateras?
Mildiu (Phytophthora infestans).

Observaciones previas a la aparición de los síntomas visibles del mildiu.

Antes de manifestarse claramente los síntomas del mildiu en las tomateras, como manchas, necrosis y esporulación, existen indicios sutiles que debemos tener presentes de antemano, para que podamos actuar a tiempo y así prevenir males mayores y quizás irreversibles en nuestro cultivo. Revisemos.

Señales climatológicas y ambientales.

Cuando experimentamos humedad persistente y elevada, superior al 90% (aquí es cuando las esporas se desarrollan y germinan), rocío abundante durante la noche y lluvias continuas.

Temperaturas templadas y frescas en horas nocturnas, entre 10° y 20°C, y combinadas con
días nublados, con poca radiación solar. Esto evita el secado rápido del follaje y el hábitat propicio para la formación de estos hongos.

Sombras persistentes y zonas poco ventiladas en nuestros cultivos particularmente cerca de setos, bordes del invernadero o hileras densas, donde la humedad se retiene más tiempo.

Presencia de fuentes próximas de inoculación, como restos vegetales infectados, tubérculos o plantas voluntarias (tomate o patata), que quedaron remanentes de cultivos anteriores y van a aportar esporas viables que esperan condiciones favorables para infectar.

Cambios sutiles en estado vegetal.

Cuando las hojas jóvenes o ápices muestran un leve veteado o moteado húmedo, aún antes de que se manifiesten manchas marcadas: zonas ligeramente más oscuras con apariencia acuosa en condiciones húmedas y poco detectables a simple vista.

Retardo en el crecimiento, lento desarrollo en la formación de hojas nuevas debido al estrés fisiológico causado por la infección incipiente, y microlesiones casi imperceptibles a simple vista. Esto quiere decir que el hongo aparece en condiciones latentes con esporulación oculta pero en actividad intensa y rápida.

A causa de riegos dirigidos hacia toda la estructura de la planta y al permanecer húmedo el sistema foliar, producirá un perfecto caldo de cultivo para este hongo. Es por esto que las irrigaciones por goteo y el uso del acolchado de papel biodegradable Novamulch evitan la aparición y proliferación de este tipo de enfermedades de las tomateras.

Síntomas visibles y daños que ocasiona el Mildiu en las tomateras.

Las hojas presentan manchas irregulares. En su fase inicial adquieren un color verde claro u oliva, y evolucionan con aspecto húmedo hacia tonos marrón oscuro o negruzco.

En condiciones de humedad elevada y temperaturas moderadas, el envés de las hojas se cubre con un velo blanquecino o polvillo algodonoso, que indican esporulación del hongo (fase en la que el hongo produce y libera esporas listas para dispersarse a través del aire, la lluvia, el contacto directo y el riego por aspersión, generando nuevas infecciones en las plantas y propagándose hacia las adyacentes).

En los tallos y pecíolos aparecen lesiones necróticas alargadas, de color marrón a negro y generalmente van rodeando el tallo provocando el colapso de la planta.

Los frutos manifiestan manchas pardas o vítreas de contorno irregular comenzando desde la zona del cáliz, y luego van a hundirse causando pudrición del tejido interno.

Al propagarse las lesiones foliares la planta desprende las hojas rápidamente, reduciendo su capacidad fotosintética y su vigor.

En casos severos el sistema vascular colapsa. Esto quiere decir que las lesiones en los tallos interrumpen la circulación de la savia y provocan el marchitamiento o muerte del brote superior.

Los frutos infectados se pudren. Presentan manchas hundidas y tejidos blandos. Esto puede destruir cultivos completos en muy cortos plazos pues la propagación es muy rápida, al igual que el hongo se ancla y pervive en el suelo y en los restos vegetales, lo que será altamente perjudicial para las temporadas siguientes de sembrados.

Hagamos un recuento de las medidas eficaces que vamos a tomar para evitar la aparición del Mildiu en nuestras tomateras. Nota importante: Debemos actuar antes de que aparezcan los síntomas que ya analizamos aquí.

Ya sabemos que este hongo necesita niveles de humedad elevada y follaje mojado para germinar y esporular, por lo que las prácticas culturales que reduzcan la humedad son indispensables.

Hemos revisado las recomendaciones de rotar nuestros cultivos, eliminando todos los restos de plantaciones anteriores y además, vamos a elegir, tanto variedades resistentes como especies no solanáceas para que podamos romper el ciclo del hongo. Estudiemos.

En el área donde hemos sembrado tomate, patata, berenjena, pimiento, ajíes, guindillas, tabaco (solanáceas), debemos cultivar las siguientes especies no solanáceas:

Hortalizas de hoja. Sus ciclos son cortos y ayudan a limpiar el terreno:

Lechuga (Lactuca sativa).
Escarola, Endibia (Cichorium endivia, Cichorium intybus).
Espinaca (Spinacia oleracea).
Acelga (Beta vulgaris var. cicla).

Hortalizas de raíz y bulbo. No son hospederos de Phytophthora infestans:

Zanahoria (Daucus carota).
Remolacha (Beta vulgaris).
Cebolla (Allium cepa).
Ajo (Allium sativum).

Leguminosas. Aportan nitrógeno al suelo, mejoran su fertilidad y cortan el ciclo de vida del hongo:

Judía verde (Phaseolus vulgaris).
Guisante (Pisum sativum).
Habas (Vicia faba).

Cereales y gramíneas. Son muy eficaces para renovar la estructura del suelo, especialmente de los hongos propios que invaden las solanáceas:

Maíz dulce (Zea mays).
Trigo, Cebada, Avena (según sistema agrícola).

Crucíferas (brásicas). Liberan compuestos naturales que producen un efecto biofumigante:

Coles, Brócoli, Coliflor, Repollo (Brassica oleracea).

Recomendaciones prácticas para evitar las enfermedades en las tomateras Mildiu):

Rotación mínima de 3 a 4 años antes de repetir la siembra de solanáceas en el mismo entorno, y alternar familias botánicas, es decir, nunca sembrar especies de la misma familia que sean susceptibles de compartir patógenos.

Oídio (Leveillula taurica).

Observaciones previas a la aparición de los síntomas, y señales de alerta.

Revisemos las señales anteriores a la aparición de las manchas blancas polvorientas del Oído en nuestros cultivos de tomate:

Señales climáticas y ambientales.

Niveles de humedad relativa entre moderada y alta, pues el Oídio prospera en hábitats con humedad sostenida, generalmente entre 50 % y 70 %, y no requiere que las hojas permanezcan mojadas.

Temperaturas templadas en días cálidos y noches frescas. Son las condiciones ideales para que las esporas germinen.

Baja radiación solar directa y áreas de cultivo en sombras continuas. Las zonas con escasa insolación favorecen la supervivencia del micelio superficial del hongo.

Circulación de aire insuficiente, por cultivos densamente plantados, bordes cerrados o mala ventilación. Estas condiciones presentan microclimas húmedos, muy propicios para el desarrollo del Oídio.

Cambios vegetales sutiles.

Presencia de círculos pálidos o áreas ligeramente amarillentas sobre el haz de hojas jóvenes. En estas zonas el tejido vegetal se debilita antes que le micelio blanco sea visible.

Los brotes jóvenes crecen deformes o debilitados. En estos casos el hongo comienza a interferir en los procesos fisiológicos mucho antes de percibir la aparición del moho.

Un polvo leve y apenas perceptible en puntos de contacto entre las hojas o en el envés. Podemos observar más claramente con una lupa. Aquí podemos estar en presencia de esporas o micelio incipiente, momentos antes de extenderse amplia y rápidamente.

Estrés nutricional o exceso de nitrógeno. Las plantas con crecimiento excesivo y exuberante son más susceptibles a ser atacadas con este hongo y al ataque fúngico en general.

Síntomas visibles y daños que ocasiona el Oídio en las tomateras.

Manchas blancas polvorientas:

El signo más claro es la presencia de un micelio blanquecino y algodonoso en forma de polvo sobre la superficie de las hojas, especialmente en el haz. Este polvo contiene las esporas del hongo, son visibles a simple vista y se desprenden fácilmente al tocarlas.

Amarilleo y clorosis localizada:

Junto al micelio o en áreas circundantes, las hojas muestran zonas amarillentas difusas que luego se expanden. El tejido afectado se debilita y se vuelve más frágil.

Necrosis y defoliación:

Si la infección progresa, las áreas amarillas evolucionan a lesiones necróticas marrones, las hojas se secarán cayendo prematuramente, dejando la planta desprotegida.

Reducción del crecimiento y vigor:

El hongo limita el proceso de fotosíntesis, causando debilidad general de la planta, y los brotes jóvenes se observan atrofiados, desarrollándose lentamente.

Afectación de frutos:

Estos casos son menos frecuentes, aun cuando en ataques severos el Oídio puede llegar a ellos generando manchas superficiales blanquecinas o pérdida de brillo. No siempre los pudre, pero reduce su calidad comercial.

Analicemos las recomendaciones para que podamos evitar la aparición del Oídio.

Preparar de antemano y mantener una aireación adecuada durante todo el ciclo de nuestro cultivo. Vamos a diseñar marcos de sembrado y podas que eviten el aumento de humedad sobre todo en el sistema foliar.

La irrigaciones por goteo siempre será más benéficas y apropiadas para conservar en equilibrio la estructura y consistencia de nuestras plantas. Evitemos aplicaciones excesivas de nitrógeno, pues genera tejidos más tiernos y sensibles al hongo.

Fusariosis (Fusarium oxysporum).

Observaciones previas a la aparición de los síntomas.

Los síntomas visibles de este hongo son las hojas marchitas con tonos amarillentos, y necrosis vascular. Pero antes de la aparición de estos signos podemos detectar marcas indicativas que nos hablan de infecciones incipientes por Fusariosis. Estudiemos.

Señales fisiológicas y vegetativas sutiles.

Marchitamiento parcial. En horas cálidas del día algunas ramas y hojas pueden mostrar signos de ajamiento leve, aun cuando durante la noche la planta muestre signos de recuperación. Este síntoma es fluctuante y nos indica que el flujo de agua está comprometido parcialmente.

Clorosis en hojas bajas o en un lado del tallo. Esto quiere decir que antes de que toda la planta se vea afectada, es común observar que las hojas más antiguas o situadas a un costado presenten un amarillamiento, que puede responder a un bloqueo parcial del sistema vascular.

Desarrollo más lento o estancamiento en el crecimiento. Aquí, la planta puede mostrar un vigor disminuido respecto a otras, y producir brotes nuevos más cortos o con hojas más pequeñas.

Sensación de sequedad o déficit inusual de agua, pues aun cuando el suelo esté húmedo, la planta puede adoptar una postura un poco más rígida, como si no pudiera absorber agua correctamente.

Oscurecimiento interno en el tallo basal. Este signo es previo a los síntomas visibles y claramente notables. Cuando hacemos pequeños cortes longitudinales en la base del tallo o cuello que es la más cercana al suelo, observaremos una ligera decoloración parda o marrón en los tejidos vasculares.

Fusarium generalmente invade desde las raíces; es una infección silenciosa. Parte del daño inicial puede ocurrir bajo tierra: tejido radicular debilitado, muerte de pelos absorbentes o microlesiones que comienzan sin manifestarse en la parte aérea.

Síntomas visibles y daños que ocasiona la Fusariosis en las tomateras.

Esta es una de las enfermedades de las tomateras más destructivas. Se desarrolla principalmente a través de las raíces y avanza bloqueando los vasos conductores de la planta, produciendo marchitamiento progresivo y extensivo, por lo cual es esencial la rotación de cultivos para evitar que los remanentes de este hongo perduren (durante años), y afecten nuestros próximos proyectos agrícolas.

Alternariosis (Alternaria solani).

Observaciones previas a la aparición de los síntomas.

Cuando nuestros mapas de ruta agrícola van a asentarse en climas templados a cálidos, entre 24° y 30°C aproximadamente, y con episodios de humedad intermitente como rocío, lluvias ligeras, neblina, combinados con estaciones secas (que benefician la germinación y dispersión de las esporas), estamos en presencia de un caldo de cultivo ideal para que este patógeno se desarrolle y extienda.

En estos casos, generalmente el inóculo permanecerá en los residuos de tomate, patata y otras especies de solanáceas, y si ocurren salpicaduras frecuentes en nuestros sembrados, las gotas del suelo pueden proyectar el inóculo hacia las hojas inferiores.

Cambios vegetativos y indicios sutiles.

Manchas pequeñas, oscuras con anillos concéntricos en la zona foliar cercana al suelo. Las hojas más antiguas pueden presentar pequeños puntos en tonos marrón oscuro, con áreas amarillentas alrededor. Aquí comienza a avanzar la lesión que genera el hongo.

Síntomas visibles y daños que ocasiona la Alternariosis en las tomateras.

Las ramas inferiores se desarrollan con menor vigor y lentamente. En las nervaduras aparecen microlesiones que el hongo aprovecha para penetrar en el sistema y esto es casi imperceptible a nuestra vista. Comienza a ocurrir una desfoliación progresiva, pues la infección masiva en las hojas reduce la superficie fotosintética, debilita la planta y queda a merced de la exposición solar.

El tejido de la estructura general de la planta se seca en pequeñas zonas y esto no responde a un estrés hídrico sino a un daño interno incipiente.

La alternariosis en tomateras, también conocida como tizón temprano o early blight, es causada por el hongo Alternaria solani y afecta principalmente a hojas, tallos y frutos.

Específicamente en los tallos aparecen lesiones alargadas, hundidas, oscuras, que debilitan los tejidos y obstaculizan el transporte de agua y nutrientes.

El deterioro en los frutos suele iniciarse cerca del cáliz, apareciendo lesiones hundidas, secas, en tonos marrón oscuro y anillos concéntricos visibles; pueden endurecer el fruto y no será comercializable por su calidad defectuosa.

Mostramos una información de interés sobre la Alternaria:

https://es.wikipedia.org/wiki/Alternaria

¿ Qué función cumple el acolchado de papel biodegradable frente a las enfermedades Fúngicas de las tomateras?

enfermedades de las tomateras

Es imprescindible implementar el uso del acolchado de papel biodegradable Novamulch en estos casos, pues este actúa como barrera física evitando la acción de las salpicaduras de agua y las partículas del suelo infectado, vehículos idóneos para la propagación de los agentes fúngicos, además de reducir considerablemente la humedad alrededor de la base de la planta, y como ya hemos analizado, creará un microclima antagónico al desarrollo y propagación de la Alternariosis.

Acompañar con el acolchado de papel biodegradable Novamulch es una alternativa eficaz, pues al biodegradarse naturalmente al término de cada cultivo, se convierte en un rico nutriente. Además, como previene la proliferación de hongos y malas hierbas como la Juncia, la estructura de la tierra quedará libre de infestaciones.

Una vez más, el acolchado de papel biodegradable Novamulch funciona como un agente imprescindible es estos casos, para ayudarnos a evitar evaporaciones descontroladas en el suelo del sembrado. Este material reduce los niveles de humedad relativa en torno a cada planta y no permite que las hojas inferiores entren en contacto con la tierra.

De esta forma, el acolchado de papel biodegradable Novamulch crea un microclima protector y armónico que inhibe el desarrollo de este hongo y de todas las enfermedades de las tomateras.

Puedes comprar el Acolchado de Papel Biodegradable Novalmulch aquí:

¿Cuáles son las principales enfermedades Bacterianas de las tomateras?

enfermedades de las tomateras
Podredumbre blanda (Erwinia spp.).

Observaciones previas a la aparición de los síntomas.

Como en los casos anteriores, las condiciones ideales para la proliferación de estas enfermedades son hábitats de altos niveles de humedad, así como las heridas que provengan de las manipulación, la poda o la intervención de insectos.

La Podredumbre blanda comienza a colonizar tejidos más vulnerables, y podemos detectarlo por una ligera pérdida de turgencia en el tallo basal o en las hojas inferiores durante las horas de calor, aun cuando estas vuelvan a recuperar su firmeza por la noche.

Pueden aparecer zonas húmedas o translúcidas o puntos blandos cercanos a las heridas o cortes, y en los frutos en desarrollo podemos advertir un leve ablandamiento localizado cerca del cáliz. Esto ocurrirá en tiempos previos a la extensión de la lesión visible.

Veamos esta información sobre la Podredumbre blanca

Síntomas visibles y daños que ocasiona la Podredumbre blanda en las tomateras.

Esta enfermedad degrada rápidamente los tejidos y reduce la capacidad fotosintética, produciendo una descomposición acuosa que puede comprometer toda la planta y los frutos. Los primeros síntomas visibles suelen aparecer en los tallos y pecíolos, con zonas que adoptan un aspecto húmedo, translúcido y brillante, similares a tejidos encharcados.

Conforme la infección avanza estas áreas colapsan; se tornan blandas y adquieren tonos marrones grisáceos, emanando olores desagradables y característicos por la descomposición bacteriana.

Los tallos principales presentan marchitamiento progresivo a partir de la base y extendiéndose hacia el resto de la estructura de la planta; también aquí esta bacteria interfiere en el flujo natural de la savia. Si hacemos un corte al tallo, veremos coloraciones marrones y consistencia
acuosa, indicativa de necrosis bacteriana activa.

Los frutos afectados presentan áreas hundidas, acuosas, blandas, que se expanden con mucha rapidez a partir del cáliz, en las zonas heridas o en las picaduras de insectos, y ya en fases avanzadas, el tejido se descompone en su totalidad liberando un líquido turbio y un fuerte olor a fermentación.

Los frutos pierden firmeza y brillo; se tornan opacos, viscosos y por supuesto, sin ningún valor comercial. Esto puede destruir gran parte del rendimiento en pocos días, especialmente si coincide con altas temperaturas y exceso de humedad.

Al término de las cosechas, la bacteria continúa desarrollándose durante el almacenamiento y transporte, generando pérdidas económicas severas por pudrición de frutos aparentemente sanos al momento de la recolección, e igualmente puede permanecer en restos de cultivo, suelos y agua de riego, actuando como fuente de reinfección para nuestros siguientes proyectos agrícolas.

Mancha bacteriana (Xanthomonas campestris).

Observaciones previas a la aparición de los síntomas.

Detectemos estas señales de alerta que pueden aparecer en nuestras tomateras para aplicar medidas preventivas inmediatas como reestructurar las vías de ventilación, hacer riegos inteligentes (por goteo), desinfectar las herramientas que utilizamos cada vez que accionamos nuestro cultivo, y eliminar de raíz aquellas plantas que observemos con síntomas leves.

El área del follaje puede presentar un aspecto húmedo con un tejido levemente translúcido o brillante en ciertas zonas.

Aparecen puntos muy pequeños o manchas diminutas en tonos verde claro o amarillento con bordes acuosos, parecidos a la humedad interna que observamos en las hojas jóvenes y en el follaje cercano al suelo.

Asimismo, podemos detectar un amarillamiento difuso en este follaje inferior de la estructura de la planta y en zonas de contacto entre hojas.

Cuando al tacto, sentimos hojas frágiles y con textura más fina. Esto refleja estrés interno que la bacteria comienza a generar, aun sin necrosis visible.

La interacción de insectos, o por efectos del viento o el manejo del sembrado pueden producir microfisuras o heridas menores. Esto es un vehículo fácil de entrada para la bacteria, sin mostrar síntomas más relevantes en la estructura de la planta.

Síntomas visibles y daños que ocasiona la mancha bacteriana en tomateras.

En el sistema foliar.

Pequeñas manchas en tonos marrón oscuro o negras, frecuentemente con halos amarillos alrededor, en forma de círculos o ángulos, que progresivamente pueden degradarse, desprenderse o colapsar, dejando zonas perforadas o aspecto raído en el tejido foliar.

Estas lesiones pueden unirse y formar áreas necróticas más extensas, y en casos severos las hojas se tornarán amarillas, se secan y permanecen unidas a la estructura de la planta como follaje muerto.

En los tallos y pecíolos.

Cuando las lesiones se extienden a esta parte de la planta, origina manchas alargadas, necróticas y rojizas o marrones oscuras, y en niveles avanzados los daños impiden la conducción de la savia debilitándola severamente.

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En los frutos.

Cuando observamos que en nuestros tomates verdes aparecen puntos ligeramente hundidos con bordes húmedos, y a veces con un halo translúcido de tejido húmedo. Estos puntos evolucionan a lesiones más generales, deprimidas, escamosas, en tonos marrón o negro, y, si bien es cierto que las lesiones no van a penetrar profundamente los frutos, van a alterar la apariencia y calidad comercial al formar escamas o cráteres superficiales.

Cancro bacteriano (Clavibacter michiganensis).

Observaciones previas a la aparición de los síntomas.

Este patógeno se caracteriza por invadir el sistema vascular de las hojas y su hábitat ideal son las condiciones de altos niveles de humedad, especialmente cuando nuestras tomateras presentan heridas o cortes recientes por poda, manipulación de las plantas o intervención de insectos. Esto debemos atenderlo lo más pronto posible pues el riesgo de infección será mucho mayor porque la bacteria penetra fácilmente por todas esas aberturas.

Podemos percibir la presencia de la bacteria en nuestras plantas jóvenes y en fase de trasplante antes de hacerse visibles las lesiones, cuando su crecimiento es débil, la estructura general es reducida, y hay marchitamiento temporal de las ramas.

Observamos hojas delgadas con áreas ligeramente necrosadas o tonos amarillentos, y en esta fase inicial las lesiones no se definen claramente.

En los casos de tomateras cultivadas en invernaderos o haber hecho trasplantes infectados, esta enfermedad permanece latente y desapercibida durante semanas o meses antes de expresar síntomas clásicos.

Si hacemos cortes muy delgados en el tallo basal, podríamos detectar una ligera decoloración marrón pálida antes de que el síntoma exterior se manifieste.

Síntomas visibles y daños que ocasiona el Cancro bacteriano en las tomateras.

Tengamos en cuenta que el Chancro bacteriano puede propagarse por semillas, herramientas reutilizadas sin lavado o desinfección previa, por hacer riegos con agua contaminada, y esto afecta todos los entornos de sembrado, desde cultivos en grandes extensiones de terreno hasta espacios más reducidos como invernaderos, huertos domésticos y urbanos, terrazas, balcones y macetas.

Veremos en las hojas un marchitamiento general. Esta es una de las señales más características, y se inicia afectando un sólo lado de la estructura de la planta o la hoja. Esta señal avanzará progresivamente hacia el resto del follaje.

Si los bordes del follaje se tornan amarillentos y luego marrones, generando un patrón de quemado típico, estaremos en presencia de una necrosis marginal.

En fases más avanzadas, las hojas inferiores se enrollarán hacia arriba, secándose y permaneciendo adheridas al tallo.

En hojas jóvenes pueden aparecer pequeñas manchas en un tono marrón oscuro con halo amarillento, similares a las de la mancha bacteriana, pero más secas y angulares.

Los tallos presentan lesiones alargadas en tono marrón oscuro o negruzco, esporádicamente acompañados por grietas o exudados bacterianos. Si hacemos un corte longitudinal, podremos observar una decoloración marrón en el sistema vascular; síntoma típico de infección interna.

En estados avanzados, el tallo puede presentar fisuras que debilitan su estructura y obstruyen el flujo de savia.

Los frutos verdes adquieren puntos blanquecinos rodeados de un halo oscuro, conocidos como bird’s eye spots o manchas de ojo de ave: distintivos del cancro bacteriano, y a medida que el fruto madura, se hacen más visibles estas manchas, y veremos hundimientos en la piel de los frutos y una superficie rugosa.

Ya en afecciones severas, los frutos se rajan, se deforman, pierden su brillo y por lo tanto, reducen drásticamente su valor comercial.

Especialmente en plantas jóvenes infectadas, la producción de flores y frutos disminuye considerablemente, y esto puede causar pérdidas superiores al 80 % si no detectamos a tiempo la invasión del patógeno.

Algunas medidas sabias para considerar cuando aparece el cancro bacteriano:

¿ Qué función cumple el acolchado de papel biodegradable frente a las enfermedades Bacterianas de las tomateras?

Como hemos analizado, este material actúa como una barrera física y sanitaria entre el suelo y la planta. Reduce drásticamente ese riesgo, pues impide las salpicaduras de suelo infectado hacia las hojas inferiores, especialmente durante riegos o lluvias intensas.

Además, contribuye a mantener una humedad más equilibrada en el entorno radicular, evitando el exceso de agua que favorece la multiplicación de bacterias.

Su superficie opaca también ayuda a limitar la germinación de malezas como la Juncia, que a menudo actúan como huéspedes secundarios del patógeno.

A diferencia de los acolchados plásticos convencionales, el acolchado de papel biodegradable Novamulch se degrada naturalmente al término de cada ciclo de cultivo sin dejar residuo alguno, permitiendo mantener un sistema productivo limpio, sostenible y compatible con los programas de agricultura ecológica.

Integrado dentro de un manejo preventivo que combine rotación responsable de sembrados, desinfección adecuada y continua de herramientas y control de humedad e irrigaciones (por goteo preferiblemente), representa una herramienta imprescindible para reducir la incidencia del Cancro bacteriano, por ejemplo, y proteger la sanidad integral de nuestro cultivo.

¿Cuáles son las principales enfermedades Víricas de las tomateras?

Estudiemos a continuación, dos de las enfermedades de las tomateras más graves y que ocasionan daños casi irreversibles si no las tratamos a tiempo. Veamos.

Virus del mosaico del tomate (ToMV).

Observaciones previas a la aparición de los síntomas.

Aquí podemos estar en presencia de un crecimiento lento o enanismo discreto y las fases jóvenes del cultivo, aun antes de manifestar alteraciones visuales específicas.

Generalmente se registra una coloración uniforme amarillenta o palidez ligera localizada en las hojas más jóvenes, sin mostrar todavía un claro patrón de mosaico. Condiciones ambientales suaves favorecen la propagación temprana, como temperaturas intermedias aproximadamente sobre temperaturas de 24°C, y días nublados o con menor radiación solar, pues esto no permite un secado rápido del follaje.

Elementos que favorecen la propagación y contaminación de esta y todas las bacterias, es el uso de semillas contaminadas, trasplantes infectados, contacto mecánico inadecuado como herramientas, manos, ropa reutilizadas sin una adecuada limpieza. Todo esto es una fuente de inóculo inicial, especialmente cuando las plantas son manipuladas frecuentemente en las etapas previas a la aparición de los síntomas.

Leve deformación o irregularidad en hojas nuevas como ligeros rizos u ondulación leve, pueden anticipar la presencia del virus y la afectación del desarrollo celular, antes de manifestarse visiblemente el mosaico clásico.

En condiciones de inóculo latente las partículas virales pueden estar alojadas en los vasos o células del follaje sin manifestación externa inmediata, esperando condiciones favorables para expresarse.

Síntomas visibles y daños que ocasiona el Virus del mosaico del tomate (ToMV) en las tomateras.

Este virus es uno de los más resistentes y de difícil erradicación en las tomateras. Es altamente contagioso e igualmente fácilmente transmitible a través de semillas infectadas, herramientas contaminadas, contacto entre plantas y por manipulación humana. Puede permanecer en los cultivos de tomates durante meses, afectando severamente la productividad y calidad de los frutos.

Las hojas presentan síntomas característicos como manchas irregulares en forma de mosaico, donde se combinan áreas en tonos verde oscuro y verde claro especialmente en las hojas más jóvenes. También podemos detectar deformaciones y rizaduras que dan a las hojas un aspecto frágil, rígido o coriáceo.

En las primeras etapas de la infección, las hojas superiores presentan una coloración moteada o jaspeada, en tanto que las hojas más antiguas muestran necrosis en los bordes o entre las nervaduras.

Infecciones severas manifiestan una reducción del tamaño foliar y en general, un crecimiento atrofiado de la planta.

Los tallos se tornan delgados y quebradizos, con entrenudos más cortos, y esto provoca un desarrollo compacto o enano. En casos avanzados, el virus ocasiona necrosis interna del tallo, especialmente en condiciones de estrés térmico o hídrico.

Las flores suelen abortar antes de cuajar, reduciendo el número de frutos por racimo, y los frutos desarrollados presentan manchas amarillentas o verdes irregulares y deformaciones en la epidermis. En ocasiones aparecen zonas necróticas, rugosas o acorchadas, que afectan su apariencia comercial.

El contenido interno del fruto puede volverse desigual, con sectores duros o poco pigmentados, afectando el sabor y la madurez uniforme. Como consecuencia, este virus produce una severa reducción del peso promedio de los frutos y menor calidad organoléptica (color, sabor, textura), y pérdidas hasta un 50% de la producción comercializable, especialmente si el virus se propaga desde etapas tempranas.

Es por esto que debemos observar continuamente una higiene rigurosa sobre el suelo tras las cosechas, una desinfección cuidadosa sobre las bandejas de cultivo, herramientas y estructuras de cada entorno agrícola.

Virus del rizado amarillo (TYLCV).

Observaciones previas a la aparición de los síntomas.

Este virus es transmitido por la Mosca Blanca (Bemisia tabaci), y puede establecerse latente en el cultivo, ocasionando daños graves si no los detectamos a tiempo.

Uno de las primeras señales de riesgo es el aumento inusual de la población de Mosca Blanca; cuando observamos una presencia constante de adultos en el envés de las hojas jóvenes o su movimiento rápido al agitar el follaje. Estos son indicadores de transmisión potencial.

En el momento en el que hacemos trasplantes, las plántulas pueden presentar una ligera pérdida de vigor y crecimiento irregular, incluso sin síntomas foliares definidos. Las hojas apicales nuevas muestran una coloración verde más pálida o amarillenta, y al tacto percibimos rugosidad.

Si el hábitat de cultivo que hemos diseñado es en calor moderado, entre 25° y 30°C, y los niveles de humedad son relativamente altos, este virus va a replicarse más rápidamente dentro de la planta, lo que va a acelerar la aparición posterior de los síntomas.

Una vez iniciada la infección, durante los primeros días puede observarse una ligera asimetría en el crecimiento de las hojas jóvenes, o foliolos que se pliegan parcialmente hacia abajo sin motivo aparente.

En caso de una infección proveniente de trasplantes o plantas vecinas contaminadas, las hojas jóvenes pueden mostrar menor brillo y un retraso en la expansión, manifestando de esta forma alteraciones metabólicas tempranas por el virus.

Estas observaciones tempranas nos van a servir como señales para que tomemos medidas preventivas y de monitoreo, y así podamos detener la propagación de este virus altamente agresivo y de difícil control.

Síntomas visibles y daños que ocasiona el Virus del Rizado Amarillo (TYLCV) en las tomateras.

Estamos en presencia de un virus que puede causar pérdidas de rendimiento superiores al 90 % en infecciones tempranas, y el impacto provocado en nuestros sembrados de tomates afecta nuestra producción y la calidad y viabilidad del cultivo. Tengamos presente que esta es una de las enfermedades de las tomateras más graves y destructivas.

Las hojas jóvenes son las primeras en mostrar síntomas pues adoptan una coloración amarilla brillante en los márgenes, manteniendo las nervaduras de color verde intenso, lo que genera un patrón típico de rizado amarillo. Los foliolos se encogen, arrugan y curvan hacia arriba o hacia adentro dando a la planta un aspecto compacto.

En la primera fase de la infección, el amarilleamiento comienza en la parte superior de la planta y progresa hacia abajo, las hojas se vuelven más frágiles, quebradizas y al tacto percibimos una textura rugosa o coriácea.

En casos severos el crecimiento apical se detiene por completo, dejando a la planta con un aspecto atrofiado y enano. Las plantas infectadas presentan ramificación excesiva y desordenada, y este es un fenómeno conocido como arbustización. La floración se reduce drásticamente, lo que limita la formación de frutos, y aquellos que logran desarrollarse, serán pequeños, deformes, con maduración irregular, y pueden mostrar manchas amarillentas o zonas pálidas debido a la alteración en la síntesis de pigmentos.

Una vez infectada, la planta permanece portadora del virus durante todo su ciclo, actuando como fuente de inóculo para otras tomateras sanas.

¿ Qué función cumple el acolchado de papel biodegradable frente a las enfermedades Víricas de las tomateras?

enfermedades de las tomateras

El acolchado de papel biodegradable Novamulch cumple un papel esencial en la prevención y manejo de las enfermedades víricas de las tomateras, como el Virus del Mosaico del Tomate (ToMV) o el Virus del Rizado Amarillo (TYLCV). Aunque estos virus no se desarrollan directamente en el suelo, sí dependen de factores ambientales, insectos vectores y prácticas de cultivo que el acolchado ayuda a controlar de manera natural y sostenible. Estudiemos.

Hemos visto que el acolchado de papel biodegradable Novamulch actúa como una barrera física protectora entre el suelo y el follaje, evitando el contacto con partículas contaminadas, remanentes vegetales infectados o gotas de agua que podrían contener trazas del virus. Al mantener la base de la planta aislada del suelo, disminuimos el riesgo de transmisión mecánica durante nuestras labores de riego o manipulación.

Gracias a su superficie reflectante y opaca, el acolchado de papel biodegradable Novamulch altera el comportamiento visual de estos insectos, dificultando su orientación hacia las plantas.

Sabemos ya que nuestro acolchado Novamulch ayuda a mantener en equilibrio tanto la temperatura como los niveles de humedad del suelo, evitando fluctuaciones bruscas que debilitan el sistema inmunológico de las plantas. Una planta con menor estrés hídrico y térmico presenta naturalmente mayor resistencia frente a infecciones víricas, y menor vulnerabilidad ante ataques de insectos transmisores.

A diferencia de los plásticos convencionales, el acolchado de papel biodegradable Novamulch no genera residuos ni microplásticos. Como ya hemos analizado, se integra naturalmente en el suelo tras el ciclo de cultivo, convirtiéndose en un excelente nutriente, y manteniendo un ecosistema agrícola limpio y equilibrado, requisito fundamental en la producción ecológica certificada.

En conjunto, el acolchado de papel biodegradable Novamulch se posiciona hoy como herramienta indispensable dentro del manejo integrado de enfermedades de las tomateras, actuando de forma indirecta pero altamente eficaz en la reducción de virus y vectores. Su uso continuo permite mantener cultivos más sanos, sostenibles y productivos, asegurando una protección natural frente a los principales riesgos fitosanitarios del tomate.

¿Cuáles son las principales enfermedades Fisiológicas y nutricionales de las tomateras?

enfermedades de las tomateras

A continuación revisaremos ls enfermedades de las tomateras que provienen de alteraciones provocadas por condiciones ambientales adversas, por manejo inadecuado del riego y por deficiencias de los nutrientes esenciales.

No son infecciosas, pero igualmente producen daños y pérdidas severos en la producción, calidad y vigor de nuestras tomateras. Es muy importante que observemos desde las fases iniciales un manejo equilibrado del suelo, del riego y la nutrición en sus tiempos correctos.

Esta explicación nos puede servir de mucha ayuda:

https://youtu.be/LRE459oKw10?si=nUURsn0mbR02rllz

Estudiemos las principales enfermedades fisiológicas y nutricionales de las tomateras:

Podredumbre apical o necrosis apical del fruto (blossom-end rot).

Esta es una de las alteraciones más frecuentes en las tomateras, y se manifiesta en forma de manchas oscuras, hundidas y secas en el extremo distal del fruto, es decir, el que observamos en la parte inferior del tomate cuando cuelga de la planta, y es el área con menor concentración de calcio, por lo cual presenta mayor sensibilidad al déficit hídrico, y suele ser la parte más expuesta al estrés ambiental.

La podredumbre apical ocurre por deficiencia de calcio (Ca) en el tejido del fruto, y se agrava debido a riegos y humedades irregulares, o exceso de salinidad. Para esto y según las mediciones de pH que hagamos, debemos evaluar posibles dosis desmedidas de nitrógeno y asegurar un suministro estable de calcio.

Observaciones previas a la aparición de los síntomas.

En las fases iniciales del cultivo, los frutos recién cuajados muestran un crecimiento irregular o asimétrico. Algunos pueden detener su desarrollo momentáneamente mientras otros del mismo racimo continúan creciendo con normalidad. Este desbalance en la uniformidad de los frutos nos indican parte de las primeras señales de desequilibrio en las dosis de calcio.

Cuando detectamos un ligero ablandamiento o aspecto mate en la punta inferior del fruto (extremo distal), y al tacto percibimos esa zona más delgada, menos turgente; esto nos indica que estamos en presencia de alteraciones en la presión celular interna.

Fluctuaciones en las condiciones ambientales como temperaturas elevadas, humedad relativa baja y riegos irregulares, crean un hábitat perfecto para permitir la aparición de este trastorno.

Tiempos excesivos de agua unidos a una resequedad del suelo por falta de irrigación, origina el lavado de calcio y otros nutrientes esenciales, lo que provoca una necrosis segura. Asimismo, el aporte desbalanceado de calcio provoca estrés hídrico y se verá reflejado en el follaje: las hojas jóvenes se enrollan hacia arriba, con bordes claros o amarillentos.

Como vemos, el calcio es vital para establecer un equilibrio sano durante el desarrollo de nuestras tomateras, y al ser deficiente afecta el transporte adecuado de agua dentro de los tejidos, generando una pérdida progresiva de turgencia. Las plantas parecerán menos firmes durante las horas de calor, recuperándose parcialmente al atardecer.

Este síntoma suele confundirse con estrés térmico, pero en realidad es un aviso de inestabilidad fisiológica interna.

Síntomas visibles y daños que ocasiona la Podredumbre apical o necrosis apical del fruto en las tomateras.

La primera señal visible serán manchas translúcidas o acuosas en el extremo distal del fruto, que se tornan marrones o negras con bastante rapidez, luego se secan y las zonas afectadas adquieren una textura coriácea y aspecto podrido. Esta lesión puede abarcar desde unos pocos milímetros hasta un tercio del fruto.

Los frutos más afectados son los primeros en aparecer, especialmente los del primer racimo floral, debido a que son aquellos que experimentan un crecimiento más rápido y demandan mayor cantidad de calcio. Esto produce aun mayor desequilibrio nutricional.

Observamos una evidente necrosis externa; sin embargo, los daños pueden extenderse hacia el interior del fruto. El tejido afectado se vuelve necrótico, esponjoso y con olor desagradable si se produce una contaminación secundaria por hongos o bacterias oportunistas.

Los frutos afectados pierden su valor comercial debido a su aspecto deteriorado, y en muchos casos deben ser eliminados antes de la cosecha. Esto puede traducirse en pérdidas de hasta un 30 % de la producción total en cultivos sin control de humedad y nutrición equilibrada.

Además de las pérdidas directas en frutos, la podredumbre apical genera un consumo ineficiente en nuestra inversión y costes: agua, fertilizantes, energía, pues la planta invierte recursos en frutos que no llegarán a madurar. En sistemas intensivos, este tipo de desórdenes fisiológicos contribuye a desequilibrios del suelo si no se corrigen adecuadamente.

Rajado de frutos (cracking o splitting).

Esta enfermedad se origina cuando el fruto madura en condiciones inestables de humedad y temperatura, es decir, cuando se absorbe agua después de un tiempo de sequía o deshidratación y es aquí donde se resquebrajan y rompen los frutos.

Observaciones previas a la aparición de los síntomas del Rajado de frutos (Cracking o Splitting) en tomateras.

Los tomates presentan variaciones de tamaño inusuales entre días consecutivos. Los frutos parecen expandirse más rápidamente tras periodos secos seguidos por lluvias o riegos intensos. Estas variaciones son una señal clara de desequilibrio hídrico que puede anticipar el cracking radial o concéntrico.

Cuando la estructura del suelo se debate entre seco y saturado; es aquí cuando las raíces absorben agua aceleradamente y generan un incremento repentino de la presión interna en los frutos. Antes de manifestarse las grietas, el tomate puede mostrar una leve pérdida de brillo superficial, indicativo de tensión en la epidermis.

El tejido epidérmico de los frutos se expande y contrae por efecto de las fluctuaciones de días calurosos y noches frescas, y si estas condiciones son continuas los frutos pueden desarrollar una cutícula más rígida y menos elástica, predisponiéndolos al agrietamiento.

Los tomates en fase de maduración que continúan absorbiendo agua de manera excesiva suelen presentar ligeros abultamientos o protuberancias en la piel antes del rajado. Este fenómeno se da especialmente en variedades de piel fina o en cultivos donde no se regula bien la irrigación.

Los suelos con exceso de nitrógeno y deficiencias en calcio y potasio, también predisponen al rajado. Antes de presentarse las grietas, es común observar frutos muy grandes con paredes blandas y piel menos tensa, y este será una señal de una estructura celular debilitada.

Síntomas visibles y daños que ocasiona el Rajado de frutos en las tomateras.

Cuando detectamos grietas concéntricas o radiales alrededor del pedúnculo o en el cuerpo del fruto, pérdida de brillo y textura irregular antes de abrirse las fisuras, será una entrada segura para microorganismos que provocan pudriciones secundarias, y por lo tanto, ocasiona una pérdida considerable del valor comercial de nuestra producción y un tiempo muy corto de conservación de los frutos después de ser cosechados.

Desórdenes por deficiencias de nutrientes.

Estamos en presencia de una de las causas más comunes en las enfermedades de las tomateras: el desequilibrio nutricional. Veamos un cuadro sencillo para tomar notas en nuestro mapa de ruta agrícola:

Falta de nitrógeno (N) genera hojas amarillas desde la base y crecimiento débil.

Deficiencia de magnesio (Mg) genera clorosis internerval, es decir, hojas amarillas entre nervaduras verdes.

Falta de potasio (K) genera bordes quemados o secos en las hojas y frutos poco coloreados.

Exceso de nitrógeno genera crecimiento excesivo del follaje y retraso en la maduración de los frutos.

Observaciones previas a la aparición de los síntomas.

Las primeras señales de carencias minerales suelen aparecer en las hojas y el crecimiento general de la planta.

Deficiencias de calcio (Ca) provocan que los brotes nuevos muestren un crecimiento irregular y las hojas jóvenes se deforman o se curvan hacia abajo.
En los frutos recién cuajados puede observarse un brillo apagado y zonas menos firmes en el extremo distal, y esto es un claro antecedente para la podredumbre apical.

Deficiencias de magnesio (Mg) hacen que, antes de presenciar una clorosis visible, las hojas antiguas presenten un ligero amarillamiento difuso entre las nervaduras, especialmente en condiciones de suelos arenosos o riegos excesivos que lavarán todos los nutrientes esenciales.

Deficiencias de potasio (K) se detectan por un tono verde opaco y una menor consistencia en los tejidos foliares. El crecimiento vegetativo se ralentiza y las flores pueden abortar parcialmente.

Estas señales previas son más evidentes en periodos de alta demanda metabólica como es la floración y el cuajado de frutos.

Síntomas visibles y daños que ocasionan las carencias nutricionales de calcio, magnesio y potasio en las tomateras.

Deficiencias de calcio ocasionan hojas jóvenes deformadas y frutos con necrosis apical.

Deficiencia de magnesio ocasiona hojas amarillas con nervaduras verdes (clorosis internerval).

Carencias de potasio ocasionan bordes secos en las hojas adultas y maduración irregular del fruto.

Podemos observar que se reduce el vigor en el desarrollo general de la estructura de la planta, incluyendo el sistema radicular. Aparecen frutos poco firmes y conservación muy corta después de la cosecha. La maduración de los frutos es muy lenta y se pierde la uniformidad del color rojo que los caracteriza.

Golpe de sol o quemadura solar (sunscald).

La exposición directa al sol intenso y especialmente en climas secos, o después de haber efectuado una poda excesiva sin compensar con una irrigación adecuada y cubiertas foliares suficientes para proteger los cultivos de la insolación, causan estas quemaduras y aparecen zonas blanquecinas o amarillentas que luego se tornan marrones y coriáceas en los frutos.

Observaciones previas a la aparición de los síntomas.

Las consecuencias del golpe de sol no son inmediatas. Días antes de manifestarse se producen cambios sutiles en el follaje y en el color de los frutos.

La cobertura foliar disminuye, aumenta la temperatura superficial de los frutos y esto podemos medirlo con termómetros infrarrojos. De esta manera podríamos evitar que la temperatura se eleve a más de 38° o 40°C.

En esta situación el tejido de las plantas presentan necrosis localizada por exceso de radiación ultravioleta y pérdida muy rápida de agua.

Síntomas visibles y daños que ocasiona el Golpe de sol o quemadura solar en las tomateras.

Los frutos expuestos directamente al sol manifiestan manchas blanquecinas o amarillentas, por lo que perderán calidad calidad estética y comercial. Por otra parte, se hacen más vulnerables a contraer infecciones secundarias y la deshidratación se acelera muy rápidamente, sobre todo en cultivos en campo abierto.

Estrés hídrico y térmico.

Las fluctuaciones irregulares y no controladas de temperatura y humedad, afectarán considerablemente la fisiología de las tomateras y provocan la caída prematura de flores, o abortos florales y deformaciones en los frutos.

Observaciones previas a la aparición de los síntomas.

Estos periodos prolongados de sequía o cambios bruscos de temperatura generan alteraciones fisiológicas que pueden observarse antes de que la planta muestre daños evidentes. Veamos.

Marchitez transitoria diurna: las hojas se abaten durante las horas más cálidas y se recuperan por la noche; esta es una clara señal de desbalance hídrico.

Enrollamiento leve del follaje: es una defensa natural que tiene la planta para reducir la transpiración, lo que suele indicar un exceso de calor o baja humedad relativa.

Reducción del vigor general: se manifiesta en tallos menos turgentes, flores con menor apertura, y en estos casos van a producirse abortos florales y menor polinización.

Asimismo, se evidencian coloraciones violáceas o azuladas en el envés de las hojas por acumulación de antocianinas como respuesta al estrés térmico.

Estos signos previos nos piden ajustar los riegos, rediseñar la ventilación de los entornos en cultivos protegidos como los invernaderos, e implementar el uso del acolchado de papel biodegradable desde la fase inicial para estabilizar el hábitat general de nuestro proyecto agrícola.

Síntomas visibles y daños que ocasiona el Estrés hídrico y térmico en las tomateras.

Cuando observamos un enrollamiento hacia arriba en el follaje, marchitez durante las horas de calor y detención temporal del crecimiento, abortos florales o caída de frutos jóvenes, y en algunos casos aparece una coloración púrpura en el envés de las hojas por acumulación de antocianinas.

El rendimiento se verá reducido drásticamente, los frutos serán deformes y de muy baja calidad, y se produce un desbalance en la absorción de nutrientes esenciales.

¿ Qué función cumple el acolchado de papel biodegradable frente a las enfermedades Fisiológicas y nutricionales de las tomateras?

enfermedades de las tomateras

El acolchado de papel biodegradable Novamulch cumple un papel decisivo en la prevención de las enfermedades fisiológicas y nutricionales de las tomateras, al crear un entorno estable y saludable para el desarrollo radicular y la estructura general de las plantas.

Estas enfermedades, como la podredumbre apical, el rajado de frutos, y las carencias minerales o el estrés térmico, al no ser causadas por patógenos, sino por desequilibrios hídricos y nutricionales, pueden controlarse eficazmente mediante un manejo físico y sostenible del suelo.

El acolchado de papel Novamulch actúa como una eficaz barrera reguladora de la humedad, reduciendo evaporaciones excesivas y previniendo los cambios bruscos entre sequía y saturación, pues mejora y mantiene en equilibrio la retención de agua y nutrientes esenciales. Esta estabilidad hídrica permite una absorción continua de calcio, elemento clave para evitar la podredumbre apical, una de las enfermedades de las tomateras más comunes y dañinas.

En temperaturas cálidas, la superficie clara del acolchado de papel Novamulch refleja parte de la radiación solar, mientras que en climas fríos, la cara oscura ayuda a conservar el calor.

Este equilibrio térmico reduce el estrés fisiológico de la planta, evitando el aborto floral, el retraso en la maduración y los daños por golpe de sol, especialmente en cultivos en campo abierto y en entornos protegidos como invernaderos.

Otra de las funciones del acolchado de papel Novamulch es la de distribuir uniformemente la irrigación, el reparto de nutrientes sobre el suelo, la asimilación equilibrada de minerales esenciales como potasio, magnesio y calcio, y de esta manera evitamos absorciones repentinas que provocan el rajado de los frutos, así como reducimos las deficiencias que causan clorosis o bordes secos en las hojas.

Recordamos que en nuestro espacio agrícola Novamulch hemos compartido información detallada sobre este material, y con mucho agrado dejamos el link como material de apoyo:

Acolchado agrícola. Beneficios, tipos y la alternativa biodegradable Novamulch.

Creemos también que nos puede servir como material de apoyo la información que hemos compartido en este otro artículo, referente al sabio ahorro y empleo del agua:

Ahorrar agua en la agricultura: métodos eficaces y sostenibles.

Igualmente compartimos nuestro artículo referente a la Juncia, temible mala hierba que acosa los cultivos, debilita y consume los nutrientes y es una perfecta puerta de entrada para plagas y enfermedades de las tomateras, nuestro tema de hoy.

La Juncia. Una Herbácea de doble filo para nuestros proyectos agrícolas. ¿Cómo podemos eliminarla?

Conclusiones y Reflexiones Finales.

Hemos hecho un recorrido por las diversas enfermedades de las tomateras, uno de los retos más difíciles de tratar y que afectan drásticamente la calidad, productividad y rentabilidad de nuestras cosechas.

Es por esto que contar con un mapa de ruta agrícola y una bitácora de cultivo, se hacen necesarios para dejar por sentadas todas la observaciones previas y manifiestas de cada anomalía, así como aquellos métodos de prevención y control integrado que hallamos implementado para cada caso; de esta manera, vamos creando un material de experiencias y consulta inteligente para nuestras futuras cosechas.

Tengamos siempre presente que, el ensayo y error también son esenciales, por lo que vamos a asentarlos en nuestra bitácora como aprendizaje en positivo para ir perfeccionando nuestras técnicas y controles agrícolas.

El uso consciente del agua, la distribución adecuada de nutrientes, el control sobre la proliferación de malas hierbas y el uso del acolchado de papel biodegradable Novamulch, serán cuatro de los anclajes sobre los que vamos a cimentar todas las fases de desarrollo de nuestras tomateras, siguiendo un programa sostenible y respetuoso con nuestro ecosistema.

Ya contamos con información y herramientas para lograr un cultivo controlado y saludable, y veremos con mucha satisfacción que nuestros esfuerzos han resultado de óptima calidad y muy rentables.

Así que, manos a la obra un muchos éxitos!

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